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jueves, 28 de julio de 2011

¿Martinelli, nos comerán los lobos?


Por: Avenabet Mercado
amercado@elsiglo.com

En nuestra nación estamos viviendo como los corderos en medio de lobos. Por las calles no se puede andar con carteras, bolsas ni calzados finos, y el estallido de un balazo ya no importa a nadie.
Los robos, casos de violencia doméstica y violaciones carnales registran cifras que ya están escritas en las estadísticas del Ministerio de Gobierno y Justicia. Panamá se ha transformado en un país donde pareciera que nada importa, la prevención social para enfrentar los niveles de delincuencia es deficiente.
Las escenas en la ciudad de Panamá ya nos están doliendo a todos, es penoso ver los escenarios presentados cuando se observan a jóvenes pandilleros avanzar por los barrios sin respetar los nichos familiares.
Ya en Panamá ha llegado el momento en que las autoridades del Gobierno Nacional tendrán que hacer milagros para proteger los núcleos familiares. La Policía Nacional, sus comisionados, deberán tener más liderazgo y ser más honestos al presentar sus planes preventivos dirigidos a enfrentar el aumento de grupos pandilleros, los cuales avanzan por las distintas ciudades del país.
Los gobiernos que hemos tenido pareciera han sido mezquinos al enfrentar con poco valor el tema de la delincuencia y ola de pandillerismo callejero. Al finalizar su mandato, la ex presidenta de la República, Mireya Moscoso, dirigió acciones para enfrentar los escenarios donde operaban los grupos delictivos y la ola de crímenes no se redujo.
Asimismo, el ex presidente Martín Torrijos prometió que en su gobierno frenaría las acciones de los grupos pandilleros y, también, que regresaría la seguridad o la justicia social. No obstante, su tema por la seguridad se transformó en caos, tras generarse otras nuevas modalidades de los crímenes ligados al tráfico de drogas.
Hoy abrigamos la esperanza de que el primer ejecutivo de la nación, Ricardo Martinelli, con una buena acción de gobierno pueda sacar de las calles todas estas escenas vergonzosas que nos van dejando las acciones delictivas. Pero también, los ciudadanos deberíamos aportar nuestros granitos de arena. Democracia significa derecho a la vida, libertad y justicia social. Si no lo logramos, entonces, los lobos se comerán a los corderos y las familias seguirán viviendo laceradas por los látigos de la injusticia y la violencia social de una delincuencia que ya espanta.

Estrangulan a ganaderos y agricultores


Por :Avenabet Mercado
amercado@elsiglo.com

Muchos políticos no saben hacia dónde sopla el viento en las tierras altas de la provincia de Chiriquí, y muchos menos cómo los agricultores cultivan los frutos en la hermosa región de Boquete. Ellos, aunque duela decirlo, todo lo ignoran, pero lo que sí saben hacer bien es ir a buscar votos en tiempos de campañas electorales.
Hay que ver todas las mañanas al agricultor chiricano sembrando sus semillas, y aún en la tarde los campesinos no dejan reposar sus manos callosas después de la jornada del día. Algunos políticos no saben cómo en las regiones de Veraguas, desde muy temprano, el sol golpea la frente del ganadero. Las memorias de ciertos dirigentes, de oficinas refrigeradas, no registran esas secuencias, y mucho menos podrán comprender otras gráficas que ocurren en la provincia de Chitré, donde empresarios honestos almacenan la leche para poder cultivar uno de los mejores quesos en regiones de Centroamérica y áreas del Caribe.
Allí —y debe ponderarse—, en la Provincia de Bocas del Toro, los arcos del triunfo no siempre nos llegan tejidos con capullos de rosas y cordones de seda. Aquí persisten señales dolorosas de sacrificio, de trabajo, dedicación y honestidad entre los bananeros golpeados por las crisis económicas que van dejando el desempleo. Es hermoso ver a los pescadores faenando o abrazándose a redes en pleno sol del día, pero, ¿qué saben los políticos de nuestra nación cómo se captura un pez, o cómo estruja la sal a la piel por los efectos del sol? ¿Qué saben los políticos del sonido musical que produce una guadaña en su contacto con la tierra?, jamás han visto cómo crecen en las mañanas esas hermosas margaritas en las montañas de Cerro Punta o esas hierbas verdes y aquellas flores cultivadas con el amor del agricultor chiricano.
Todo es esfuerzo y sacrificio. Hay que ver cómo en la madrugada, en Coclé, bajan de zonas rurales muchas damas para vender en Antón hermosas flores o esas plantas medicinales que ya hasta los turistas extranjeros reclaman a sus pasos por la región. Los políticos alardosos, presumidos, no saben nada del dolor del agricultor panameño soñando con exportar sus productos por furgones a otras naciones.
Panamá no necesita más burócratas; necesita gobernantes con perfiles de estadistas, necesita excelentes empresarios y funcionarios que sepan cómo el agricultor introduce sus puños en la tierra y limpia sus praderas. Hay que trabajar con fe en la nación y la democracia. Ya no se quiere a esos políticos mediocres que nos causan más dolor que la guadaña.

miércoles, 16 de febrero de 2011

Diputados, circo y payasos
J
Avenabet Mercado

amercado@elsiglo.com

En nuestra nación, los ciudadanos tenemos que empezar a aprender que nada rasca mejor nuestra piel, que nuestra propia uña. Aquí la justicia, muchas veces, utiliza un lenguaje judicial que la gente común no puede hablar, no puede entender y no puede escribir. Peor aún, con mucha frecuencia, algunos procesos judiciales están abiertos al soborno.
Y la situación es peor si observamos el circo político de como hoy se debaten los proyectos de ley en la Asamblea Nacional, todo parece que avanza a garrotazos. Es una vergüenza para la democracia del país la forma cómo los diputados empujaron el proyecto de ley sobre el Código Minero. Ya, anteriormente, lo habían hecho con reformas a la aviación comercial, los códigos de Trabajo, Penal y Judicial, así como otras leyes de urgencia necesaria.
Los diputados del país no pueden seguir actuando como malabaristas, payasos o equilibristas. Sería mejor que en sus espectáculos piensen en elaborar leyes más acorde a las necesidades de los ciudadanos..
Aquí nadie quiere detenerse a analizar los problemas de los ciudadanos, sufren cuando van a resolver un caso penal porque allí todo es un manoseo de papeles, un laberinto. Los tribunales superiores cuentan con magistrados y secretarias repartidos a nivel del distrito judicial y algunos de ellos son como árboles de silencio para la ayuda de ciudadanos que van buscando respuestas judiciales y salen sin resolver nada.
Pero si hablamos de los juzgados municipales, el asunto es peor. Desde la raíz más pequeña, es tan difícil encontrar un leñador que realmente dedique su tiempo a dar respuestas jurídicas para aquellas personas que nada tienen y nadie quiere oír.
En el tren judicial también existen jurisconsultos que no pueden saltar fuera de su sombra. Algunos son aberrantes y hasta cierto punto perversos.
Urge que en Panamá los procesos penales y judiciales se desarrollen con la verdadera equidad jurídica y social. No podemos continuar permitiendo que la justicia del país baje al nivel de circo político, no podemos seguir permitiendo que en la Asamblea Nacional todo sea una fiesta, no podemos seguir permitiendo que muchas investigaciones llevadas a cabo indiquen que las víctimas de abusos físicos bajo custodio policial y otros excesos sean, desproporcionalmente, gente pobre quienes la sufran.
Lo que está dejando hoy la democracia son caminos de espina y dolor. Los políticos tienen que empezar a reflexionar.

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