Por: Avenabet Mercado
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En nuestra nación estamos viviendo como los corderos en medio de lobos. Por las calles no se puede andar con carteras, bolsas ni calzados finos, y el estallido de un balazo ya no importa a nadie.
Los robos, casos de violencia doméstica y violaciones carnales registran cifras que ya están escritas en las estadísticas del Ministerio de Gobierno y Justicia. Panamá se ha transformado en un país donde pareciera que nada importa, la prevención social para enfrentar los niveles de delincuencia es deficiente.
Las escenas en la ciudad de Panamá ya nos están doliendo a todos, es penoso ver los escenarios presentados cuando se observan a jóvenes pandilleros avanzar por los barrios sin respetar los nichos familiares.
Ya en Panamá ha llegado el momento en que las autoridades del Gobierno Nacional tendrán que hacer milagros para proteger los núcleos familiares. La Policía Nacional, sus comisionados, deberán tener más liderazgo y ser más honestos al presentar sus planes preventivos dirigidos a enfrentar el aumento de grupos pandilleros, los cuales avanzan por las distintas ciudades del país.
Los gobiernos que hemos tenido pareciera han sido mezquinos al enfrentar con poco valor el tema de la delincuencia y ola de pandillerismo callejero. Al finalizar su mandato, la ex presidenta de la República, Mireya Moscoso, dirigió acciones para enfrentar los escenarios donde operaban los grupos delictivos y la ola de crímenes no se redujo.
Asimismo, el ex presidente Martín Torrijos prometió que en su gobierno frenaría las acciones de los grupos pandilleros y, también, que regresaría la seguridad o la justicia social. No obstante, su tema por la seguridad se transformó en caos, tras generarse otras nuevas modalidades de los crímenes ligados al tráfico de drogas.
Hoy abrigamos la esperanza de que el primer ejecutivo de la nación, Ricardo Martinelli, con una buena acción de gobierno pueda sacar de las calles todas estas escenas vergonzosas que nos van dejando las acciones delictivas. Pero también, los ciudadanos deberíamos aportar nuestros granitos de arena. Democracia significa derecho a la vida, libertad y justicia social. Si no lo logramos, entonces, los lobos se comerán a los corderos y las familias seguirán viviendo laceradas por los látigos de la injusticia y la violencia social de una delincuencia que ya espanta.