En Panamá los métodos de la justicia tienen resultados de controles muchas veces mezquino y de injusticia social, reiterada veces no son los más adecuados. De igual forma el método político, en ocasiones es peor; no es el más justo ni transparente porque muchos dirigentes no comprenden el sentido preciso de la democracia, un sistema de libertad, justicia y responsabilidad con la deuda social.
Aquí todo pareciera que los métodos de la justicia, al igual la política, son asuntos de matraqueos. Dicho escenario social no puede seguir así en nuestra democracia, pues también se cuestiona la incapacidad del Estado para que los asuntos se hagan bien.
Las organizaciones deberían insistir en fortalecer las escuelas de cuadros políticos, para que de esa manera los dirigentes eleven el nivel de sus discursos, pero pensando en unidad. Casi siempre los asuntos políticos se inician en Panamá con espanto, sobresalto o venciendo algún proceso mezquino en interés de violentar cualquier escenario de compromiso con la deuda social de la nación.
No podemos seguir viviendo en nuestra nación con el “Cheque de la vergüenza” política. Se debe apoyar siempre la lucha del Tribunal Electoral (TE), cuando se trate de un trabajo eficiente y transparente; debemos cuidar esa noble institución que permanece siempre como un molino de viento con el principio democrático libre en cada una de sus jornadas frente a los partidos políticos.
Al otear la gran batalla en las primarias, entre las organizaciones partidistas, nada más se sienten los vientos de las intrigas, el personalismo político del yo haré; poco de los dirigentes blandean el discurso de la responsabilidad con la justicia social que tanto urge en nuestra nación.
Ahora las voces son de alianza y búsqueda por el compañero de fórmula hacia la vicepresidencia de la República. El país observa en las fichas del tablero político el movimiento de un líder empresarial de éxito, Ricardo Martinelli.
El verdadero enemigo estaba agazapado adentro y a punto de devorar a una nueva fuerza política como es Realizando Metas (RM), pero surgieron iniciativas ciudadanas valerosa y decidida, movimientos cívicos de excelentes juristas para frenar la injusticia social que se observaba venir.
El camino de un sueño justo hacia el triunfo por Panamá, siempre estará en los verdaderos principios democráticos. El Tribunal Electoral admitió la postulación de Marta Linares de Martinelli como vicepresidenta del candidato a la presidencia, Ricardo Martinelli, por el partido político Realizando Metas (RM).
La envidia política, un principio de la mediocridad, una y otra vez trató de violentar un concepto constitucional para colocar piedras en el camino de la ex primera dama de la República, Linares de Martinelli, quien es la esposa del exmandatario y candidato presidencial Ricardo Martinelli por el partido Realizando Metas; pero el domingo 24 de septiembre, fue ratificada y anunciada su postulación al cargo.
Lo único que falta hora, después de tantas intrigas fabricadas, es que en Panamá nos corrompan también el idioma o piensen pisotear la Carta Magna de la Nación, como si fuera un pedazo de papel lanzada por el suelo. No se puede hacer tanto daño a don “Francisco de Quevedo”, la Constitución es la Constitución, nos decía uno de los amigos monjes que inventó en la soledad de San Millán de la Cogolla la grandeza de una obra cultural que nos enseña opciones para moralizar la sociedad o los mecanismos jurídicos que existen frente a la injuria; es necesario ajustarlos, pero sobre todo, ponerlo a funcionar con eficiencia.
«No hay ninguna ley de la Constitución que me impida ir a una papeleta junto con Ricardo para ser candidata a la vicepresidencia de la República», planteó Marta Linares en los predios de la sede en Ancón del Tribunal Electoral (TE) antes de entregar la documentación. Con la misma lógica, y mayor razón, ejerció su derecho como ciudadana de Panamá.
Marta Linares de Martinelli ha exigido, claramente, un principio al que tiene derecho por ley. Ella llega en un momento de polarización política, para el electorado da ejemplo de consenso y de criterio moral firme. Su visión, el espejo de la familia panameña; su respeto en la sociedad, es el de un escenario político que se ejerce con honor y transparencia; hasta en los derechos humanos, nadie puede poner en duda el gran evento moral de su vida pública.
De ella, sus dimensiones y modalidades, como mujer es un modelo de dignidad frente a las vicisitudes del daño; su liderazgo, es de fuerza y voluntad política; sus principios de derechos humanos, simboliza el humanismo o el gran valor moral del derecho de la mujer en este ambiente político tan confuso, lleno intrigas y maldades.
De por sí, Marta Linares de Martinelli ya simboliza el equilibrio en la democracia de Panamá; frente a un panorama político desolador y provocativo, es una dama de valor, de gran sensibilidad social luchando por la familia y se ha caracterizado siempre por ayudar a la población más vulnerable, que es la infantil y a los que tienen discapacidades. Se ha iniciado la batalla hacia los caminos por el triunfo electoral 2024