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sábado, 30 de marzo de 2013

El sistema judicial en Panamá



Por Avenabet Mercado 
          avenabet@yahoo.es

La manera como se presenta el ámbito judicial en Panamá, donde algunos aspectos inquietan y la lucha para enfrentar cualquier nivel de corrupción espanta, es para debatir, revisar, criticar, tratar de corregir y juzgar. Aquí a los jueces honestos no los aplauden, sino que los arrinconan. Pareciera que nadie le interesa que el sistema judicial en nuestro país avance. En ocasiones las acusaciones que hace una fiscalía ofenden porque hay jueces que pasan el tiempo dándole vuelta a la tortilla y acceden a los deseos de las mismas fiscalías.
Por los departamentos de muchas fiscalías avanzan funcionarios extravagantes, no aplican las cosas útiles que debieron aprender en sus universidades porque hasta la ética es pisoteada. Viven en la sociedad, pero no instruyen justicia. Cada uno tiene su mundo de ambiciones, meditando negocios fútiles con personas indiferentes.
Por los pasillos judiciales tendrá que pasar la rueda de la soberanía democrática, aquella donde el poder popular decida. Esto así porque en la coyuntura como debe aplicarse la ley parece que todo se recicla influenciado por el poder económico, más que por la ética de aquellos jurisconsultos que actúan con transparencia.
Es necesario ir pensando en cómo hacer más humano la estructura del Poder Judicial en el país.
El Judicial es un poder más del Estado, aparte del Órgano Legislativo y el Ejecutivo, donde los jueces acceden preparando una oposición, avanzando en la carrera administrativa o con los años de servicio van ocupando puestos de más poder, sin que exista ningún control del poder popular sobre ellos.
Una verdadera independencia judicial debería tener en cuenta, en primer lugar, la elección directa de los jueces y la elección para ellos de sus órganos de Gobierno, sin influencias del Poder Ejecutivo ni del Legislativo.
Deberíamos iniciar los debates en la Asamblea en interés de seleccionar a los mejores jueces, aquellos que en sus apostolados de jurisprudencia puedan actuar con transparencia y siempre apegado al principio de equidad.
Tendrá que ser así, el escenario judicial de Panamá debe empezar a moverse en una sola dirección ética, sólo si queremos ir en esa dirección; es nuestra responsabilidad y nuestro destino ciudadano el que está en juego, pero también el porvenir de la nación.

Lea el articulo en el diario Panamà Amèrica


domingo, 17 de marzo de 2013

Diplomacia y crisis

Por Avenabet Mercado
avenabet@yahoo.es

Siempre mueve a preocupación que las designaciones del personal en el Servicio Consular  obedezcan, desde muchas décadas, a complacencias de índole politiquera-partidista, sin tomar en cuenta la capacidad e idoneidad de los que llevarán la alta misión de enarbolar la buena imagen de la República de Panamá a nivel internacional.

Son escasos los funcionarios en nuestras embajadas y consulados que
reúnen el índice académico para ejercer bien su función y peor aún,  tenemos como pocos contados los de Carrera Diplomática, quienes son egresados de nuestra Universidad Nacional o de otras altas casas de estudios superiores.

Ya es tiempo que nos detengamos a mirar las caras de otras naciones en donde la carrera del servicio diplomático se distingue, ordena y va aplicándose en base a una minuciosa selección del personal;  en el avance de los nombramientos  ellas no dan las espaldas a las universidades, donde la materia primordial es la especialización de relaciones internacionales y el manejo de la diplomacia; no predominan en los nombramientos esos  amiguismos, influencias políticas, familiares y compadrazgos.
Necesitamos muchos diplomáticos atrevidos, para hacer el bien al porvenir  de la  nación. Tenemos que ir eliminando a esos representantes consulares que gustan el escamotear documentos.
Sí, aquellos que son indiferentes a las leyes que rigen al comercio internacional entre naciones y ejercen sus labores administrativas de festín en festín; esos que no acuden en defensa de cualquier panameño afectado, en ocasiones,  por un simple  incidente social.

En los puestos diplomáticos necesitamos buenos profesionales, honestos y atrevidos para hacer el bien o resueltos para decir la  verdad. Así deberán ser  aquellos ilustres  panameños  que, antes de ser admitidos en los cargos, ya las autoridades saben  que  desde su juventud traen de sus hogares las buenas costumbres.

Aceptemos y reafirmemos el elevado valor educativo que nos entrega la Universidad Santamaría La Antigua [USMA], Universidad de Panamá [UP], Universidad Latina, entre otras, en su apoyo a la Carrera Diplomática, reglamentada en 1969 y denominada  ‘Escuela de Servicio Diplomático’. Toquemos las puertas de nuestras universidades, estos cargos conllevan el compromiso de elevar a Panamá en un honroso sitial a nivel mundial.





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