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domingo, 6 de febrero de 2022

Dolor de cabeza genera el costo de la Canasta Básica Familiar





 Por Avenabet Mercado

@avenabetmercado

Viene generándose en el país una inflación rampante que ya nadie aguanta, el Gobierno debe consultar a los mejores expertos económicos para tratar de frenar el escenario;  el camino hacia el endeudamiento de muchas familias es como un infierno.

Sí, estamos viviendo un nivel de precios  en la economía que cada semana aumenta más porque vamos sumando los efectos sociales por el  virus de la pandemia del coronavirus (Covid-19). Todo es igual a un camino empedrado de problemas que,  en la actual situación, pareciera no tener solución.

Frente al escenario habrá que buscar las mejores fórmulas  para así impulsar el desarrollo económico en la nación. Actualmente, se ha iniciado un primer impulso con aquellos indicadores que sirven de ejes para dar vida al desarrollo de la construcción.

Pero además, aplaudamos los pasos dados por el Gobierno Nacional al reactivar la industria del turismo. Ese es nuestro principal recurso,  más inmediato, para bendecir la economía del país y así evitar que algunos componentes más volátiles de la Canasta Básica Familiar, como carnes o servicios energéticos, sigan aumentando de precios sin control.

Estamos viviendo un proceso escandaloso de la elevación de los precios y los ciudadanos no pueden comprar en el comercio como lo hacían ante. La economía, observamos, se está recalentando en Panamá.

Por eso sugerimos al primer Ejecutivo de la Nación, Laurentino Cortico Cohen,  incentivar aún más  la industria de la construcción, potencial la agricultura,  general estímulo en el sector ganadero y para tal fin  consultar a nuestros mejores economistas, contralores, sociólogos, entre otros profesionales, para que busquen fórmulas y así frenar una situación donde la familia ya siente el nudo de la soga en su garganta. ( @AvenabetMercado )



viernes, 3 de julio de 2020

Expresidente Ricardo Martinelli:Entre la justicia y conspiración política

Línea Directa



Por Avenabet Mercado
@AvenabetMercado

El expresidente de la República, Ricardo Martinelli Berrocal, inauguró obras millonarias que van desde grandes carreteras, puentes, mejores pistas de aterrizajes en los aeropuertos y aún todavía el más moderno sistema vial de los países centroamericano como es el Metro.

Martinelli,  el “Loco” como gusta decir al pueblo, llevó servicio de electrificación a las zonas rurales de la República de Panamá, en donde muchos jóvenes estudiaban con guarichas e  incluso, algo mejor, llegó a las comarcas indígenas donde jamás había existido un bombillo y recibieron en algunos sectores el servicio de energía mediante el sistema de panel solar o energía fotovoltaica.

En el mes de abril del año 2014 participó activamente en la firma de un Tratado de Libre Comercio (TLC) de Panamá con México y un año ante, en su gestión gubernamental, las instituciones financieras internacionales precisan de que la industria turística (La chimenea sin humo) se potenció como jamás se había observado y llegan al país inversiones por más de 4, 600 millones de dólares.

El Gobierno de Martinelli puso a Panamá en el radar de muchos países del mundo, e incluso las repúblicas de Japón, Alemania, Francia, Inglaterra, entre otras, ya empezaban a observar cómo se podría desarrollar o potencial las áreas del Mar Pacífico, próxima al Canal de Panamá, el más moderno sistema de fibras ópticas para la comunicación mundial.

En 60 días, "El Loco", desarticuló la pesadilla de los diablos rojos;  un sistema vial de transporte que ningún gobierno había podido desmantelar y el cual significaba la cruz del dolor en la espalda de cada ciudadano.

Pero hoy el calumniado esta aquí, es él mismo quien sale frente a su defensa aun sabiendo que existen manos en la  oscuridad  que están fagocitando las buenas posiciones de una justicia más justa, más democrática y que el actual Presidente de la República, Laurentino Cortizo cohen, un administrador y ganadero, viene orientando desde el inicio de gestión que se cumpla la equidad: Una justicia más justa.

En Panamá ya no puede existir habitación oscura para la conspiración política, hemos empezado a vivir una democracia más justa. No hay azul oscuro. No hay incierto, de modo que infunde temor; no hay persecución política presidencial. No puede haber desconfianza en la justicia para perseguir políticamente por intereses personales.

Vivimos en democracia, la corrupción se castiga con justicia justa. No me lean a mí, léanse ustedes y busquen las respuestas en sus corazones. ¿Acaso, en aquellos debates políticos de promesas de campañas, alguien dijo que el moderno sistema de transporte (como el Metro) no podía hacerse en una gestión presidencial de cuatro años?

 No obstante, hoy Panamá tiene un moderno sistema de transporte. Sí, esto ha sido un hecho y no palabra.

Los sistemas de estadísticas internacionales confirman que al tomar el poder gubernamental el expresidente Ricardo Martinelli la pobreza de Panamá alcanzaba la cifra del 38%, y en su gestión se redujo a 28%. Si eso sucedió así, entonces, ha sido un hecho; no palabra, o promesa sin cumplir.
Si fuera por la fuerza del argumento de la dignidad política,  el equipo de Ricardo Martinelli hubiera ganado las elecciones del  2014. Ahí están sus obras de infraestructuras, desarrollo económico y social.

Si fuera por ser un simple trabajador, también hubiera tenido el triunfo electoral. En Panamá nadie duda que Martinelli iniciaba su gestión laboral a las 8:00 A.M. y aún a las 9:00 P.M. estaba sentado en su escritorio.  Tampoco existen dudas, elevó los salarios mínimos, además de crear bienes públicos con más respuestas al compromiso de la deuda social de la nación.

El país ha escuchado demasiada palabra, demasiada intriga política, demasiada traición o demagogia, en lugar de permitir que suenen otras voces digna de fe: El pueblo. Todo esto así, porque en Panamá tenemos políticos que están más cerca de la “bestia negra” que de los ojos de Dios.

lunes, 27 de abril de 2015

Urge un ingenioso Hidalgo Don Quijote en Panamá

           Crisis educativa y de valores morales


La imagen corresponde a un trabajo periodístico de John Patrick Pullen, del Time.

Por Avenabet Mercado

    La educación no es solamente aprender a conocer, aprender a hacer y aprender a ser; la educación también es aprender a construir la sociedad del futuro.
    Ese futuro, pareciera, anda un poco distante de Panamá. Duele observar cuando los estudiantes salen de las escuelas y casi todos los días ocurren trifulcas en las calles.
     No olvidemos aquellas escenas recientes dentro en un Metro- bus, cuando dos muchachas, con sus uniformes escolares se daban puñetes y desde los asientos otros estudiantes aplaudían como si todo ocurriera en un circo romano.   Los culpables no deben buscarse en el Ministerio de Educación (#MEDUCA), los verdaderos culpables están en muchos hogares donde existen padres irresponsables con sus hijos.
    La educación moral y la convivencia social, entre muchas familias, anda por el suelo. Existen padres que arrojan a sus hijos a un mundo erizados de tentaciones, de espinas; un mundo donde no hay moral, sino desengaños, dolores y aberraciones.
    No podemos seguir indiferente a esa realidad, la asignatura de Moral y Cívica tendrá que regresar a los salones de clases con energías. Aquí nadie quiere aprender a hacer y nadie quiere aprender a construir.
     Debemos aceptar con conciencia propia que el niño es el centro del universo; el maestro, el jardinero. Es por eso que para lograr valores morales útiles a la sociedad, los educadores deben sentir la vocación y encontrar, en su apostolado el más alto valor de la enseñanza: Moldear el corazón del niño.
    Hay que generar más acciones para que se observe a la escuela como generadora del potencial humano que necesita la nación para la transformación y desarrollo de la sociedad. Todos somos responsables de los escenarios estudiantiles que a diarios ocurren en las calles de Panamá.


    El tercer milenio de que tanto nos habla Jacques Delors, en la Comisión Internacional de la Educación para el Siglo XXVl, pareciera que también nos llega de gota en gota a Panamá.
     Necesitamos educadores que sientan más respeto por ellos mismos. No podemos seguir teniendo modelos educativos que atentan contra la sociedad o hacen pocas cosas por la verdadera estructura de la familia. No podemos seguir viviendo indiferente a esa realidad.
    Es responsabilidad del Ministerio de Educación asumir más compromiso con la nación.  Se deben construir mejores centros educativos para que las escuelas ranchos, en las zonas rurales del país, pasen a ser un asunto de letras muertas.
     De la misma forma,  hay que estimular mejores programas educativos que fomenten la creatividad, convivencia entre grupos estudiantiles y la solución de resolver problemas de apoyo, que ayuden en prevención o control de la violencia estudiantil para que además, las pandillas que salen de los barrios no lleguen a las escuelas con drogas en interés de  destruir.  

Planificar

    La educación se debe planificar como lo hacía ese gran Estadista por excelencia Belisario Porras, quien al identificar sus proyectos solía escoger a los mejores hombres; así lo hizo al tomar de la mano a Octavio Méndez Pereira, el indicado para esta sensible y descomunal tarea.
     Necesitamos docentes que habrán trochas, que sean motores de renovación igual como fue el ingeniero y presidente Florencio Harmodio Arosemena, quien estudio en el Politécnico de Zurich y fue condiscípulo del profesor Albert Einstein, quien lo visitó en Panamá durante su administración.
    Reunamos intelectuales igual a Gil Blas Tejeira, escritor y un educador natural como nos lo muestra su columna Esplandían, enseñándonos que los estímulos morales son los que norman la conducta.
    Hay hombres ante lo que no se puede hablar de muerte, son educadores permanente en cada paso. Lo fue así el doctor Ricardo J. Alfaro, un ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, llevando mansaje de libertad, dignidad y cervantista durante sus viajes por las tribunas públicas de América.
     Y quizás, con otra humildad por la educación de Panamá, tenemos que escuchar  el eco de la democracia de los catedráticos César Quintero, Carlos Iván Zuñigas o el doctor Arnulfo Arias Madrid, dándole al país columnas de acción que aún perduran como es la Caja del Seguro Social (CSS).
    La educación nacional no puede dejar atrás esas bitácoras de nuestros prohombres, aplaudamos los buenos pasos de ejemplos intelectuales como el del doctor Felipe Juan Escobar, un penalista excepcional, que aún marca caminos en los pasos del calendario de la nacionalidad.
    Escobar tenía méritos, honró con su genio la profesión de abogado como hoy lo hace el doctor Miguel Antonio Bernal, en su lucha infatigable por una elevada educación de cátedras en la Universidad de Panamá (UP).
    Formulemos nuestra historia nacional para mostrar el camino a la juventud de hoy en día. Necesitamos intelectuales, igual que aquellos, que sean didácticos, razonadores, especifico en sus ideas y contundentes en cada una de sus palabras.
   La educación es el asunto más serio, importante y grave de cuantos pueden ocupar a los hombres pensadores, en la educación se encierra todo el porvenir.
    Así tenemos que comprenderlo hoy, forjemos obreros infatigables de la instrucción pública y apóstoles decidido de la educación.  Examinemos nuestro proceso educativo con una nueva jornada.

    Por eso sugerimos, con sano juicio y desprendido de acciones políticas partidistas, que el señor Presidente de la República, Juan Carlos Varela, en su avance por fortalecer la democracia participativa debería honrar con justo título a aquellos maestros que cumplen sus jornadas diarias apegadas a los principios éticos, siembran amor en el corazón del niño y ponen el lápiz en su mano pensando en el porvenir de la nación. 

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A.A.M.G. ©  Director y Coordinador de Publicaciones Digitales- BAKMER
Dirección General de Servicios de Cómputo Académico-BAKMER
Ciudad de Panamá, Panamá..
Se autoriza la reproducción total o parcial de los artículos aquí presentados,
siempre y cuando se cite la fuente completa y su dirección electrónica.
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domingo, 8 de marzo de 2015

Entre perros, políticos y libros


Un perro con elegancia, “Westminster Dog Show”, fotos de  Campos y perdedores, 1950 y 1960. 

Por Avenabet Mercado
Duele mucho cuando uno pierde un perro, que en sí es considerado el mejor amigo del hombre por su fidelidad. No es lo mismo referirnos con la misma palabra a un político y más, si son de aquellos que gustan de lisonjear.
Ahora algunos se la pasan hablando de ordenar la justicia de Panamá, pero todos sabemos que mienten con su lengua. Solo se acuerdan que Dios es su refugio cuando andan en tribulación.
Y la  democracia de nuestra nación no puede seguir avanzando con algunos políticos que mienten, son de   comportamiento fingido o engreído; son sardónicos y además no aprenden a ser sencillo, humilde.
Nuestra democracia necesita políticos igual a Belisario Porras;  o que sean intelectuales de palabras como Ricardo Miro, para que en cada romería se escuchen voces con noble acento y que las palabras sean látigos sonoros vibrando contra la corrupción que hoy sacude a nuestra nación.
Políticos y elefantes
Los ciudadanos que se respeten no pueden seguir mencionando nombre de aquellos  políticos que son como elefantes. Peor aún, no deben seguir con esos dirigentes que le dan pan y, vuelven a pecar.
Jamás los liberales panameños pensaron que nuestra democracia escondiera tantos demonios. En el camino vemos sindicalistas que regatean y además, tenemos empresarios mañosos formando parte de la política del Estado.
Pero que no se hable de ciertos diputados,  nos referimos a aquellos que viven de gobierno a gobierno pelechando las platas que por ley les corresponde a los corregidores y representantes para hacer sus obras sociales orientadas a las comunidades más humilde de nuestra nación.
A esos diputados los observamos en la Asamblea Nacional como si fueran ciudadanos griegos o romanos organizando sus piezas de oratorias, pero existe una  gran diferencia: Los romanos y griegos eran oradores que no disipaban gozosamente la herencia de su cargo y tampoco pelechaban pan, hacían brillantísima defensa a favor de pueblo.
Panamá necesita buenos  diputados del pueblo, no de aquellos que llegan a la Asamblea Nacional para organizar leyes que gozosamente son para proteger herencias de familias. Así no es la democracia que todos esperamos.
Hoy en día nuestros diputados ya no  preparan sus discursos para el pueblo, sino para la televisión. Unos discursos pésimos, sin criterio de estadistas y tampoco de oratoria para rendir cuenta a las comunidades que le dio el voto; las retóricas son sardónicas, la risa es tan falsa y va sumada a otros sentimientos porque luego de estar el fin de semana por las discotecas de calle Uruguay, bebiendo la hierba de la sardonia, se paran en el púlpito como si fueran ciudadanos impoluto.
En un ambiente así es difícil ejercer nuevas ejecuciones económica de frente al porvenir de la nación. El presidente de la República, Juan Carlos Varela, tiene buenas intenciones dirigidas a fortalecer la democracia; pero para lograr sus metas tendrá que exigir resultados de trabajos eficiente a los  ministros, tanto en el centro del poder o de ejecuciones dirigidas a las zonas rurales.
Para cualquier político es difícil tomar acciones que pretendan ser un remedio dirigido a ciertos males si en realidad no vencemos algunos conflictos sociales que hoy nos afectan como nación.
Ninguna democracia puede avanzar con generaciones de políticos que luego de cada torneo electoral se cambian de sus partidos por algunas migajas de pan.  Mucho son peores que Poncio Pilato,  miembro del orden ecuestre y quien  fue el quinto prefecto de la provincia romana de Judea,
Frente a todos estos escenarios que estamos viviendo hoy la juventud de esta joven democracia debería escudriñar los pasos del doctor Ricardo Arias Calderón,  como político jamás le mintió al país, un intelectual que durante sus jornadas de campaña  actuó siempre con ética y conciencia social.
Hay que empezar a analizar sus discursos y buenos escritos presentado en los foros internacionales, él nos enseña una palabra que hoy muchos políticos ya no pueden pronunciar entre sus labios: “Conciencia moral”. Ricardo Arias Calderon, siempre ha sido un dirigente valeroso, un político de prestigio y dignidad.
Nuestra democracia espera mejores resultados frente al compromiso de la deuda social. Todos tenemos que ser ciudadanos responsable o político de dignidad porque, entonces, si la democracia no funciona debemos empezar a  regalar libros y perros a “algunos diputados” para que así aprendan a ser generoso y bueno como son ellos.
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domingo, 25 de enero de 2015

La “denuncia” daña reputaciones en Panamá




      Por Avenabet Mercado
             avenabet@yahoo.es

   Como expediente para ganar capital político, confundir a la opinión pública y destruir reputaciones, la denuncia- por lo generar sin pruebas fehacientes y a veces hasta mentirosa- se ha convertido en un arma devastadora en la sociedad panameña.
     La denuncia es utilizada como un expediente de uso corriente por políticos, empresarios y profesionales y, sobre todo, por reporteros jóvenes que se dejan utilizar por políticos mañosos,mediocres o aberrantes. 
     De por sí, la denuncia no es objetable. Sin embargo, para que sea legítima el que la hace debe contar con pruebas calificadas que avalen sus pronunciamientos.
En este último caso, las denuncias sirven un fin social y pueden jugar el papel- muy importante- de asistir a las instituciones de la Justicia en la persecución de crímenes o delitos así como a las autoridades en la lucha incesante contra la corrupción administrativa, el enriquecimiento ilícito, la evasión de impuestos y, en casos extremos, hasta la subversión.
      Empero, lanzada a los vientos irresponsablemente, la denuncia se convierte en un peligroso instrumento de disolución social, de desinformación y de confusión general. De ahí que se imponga como condición indispensable que quien la haga actué con responsabilidad y la sostenga con la exposición de los hechos concretos que la fundamentan.

                                                 Daños políticos

    El que se hace eco de una denuncia debe percatarse, en primer término, de la seriedad de la misma. Tan dañino es el que hace una denuncia falsa como aquel que la repite, no importa en que circunstancias ha sido hecha o dónde.
     Cualquier ciudadano ha sido afectado con falsa denuncia pública, incluso hasta políticos con excelente agenda de liderazgo han sido dañado con supuestas denuncias dirigidas hacia sus agendas de trabajos diarios por el país.
                                            
    No olvidemos aquella nulidad de la condena, por tres años, que el Tribunal de Apelaciones y Consultas de Panamá decretó a favor de la dirigente del Partido Revolucionario Democrático (PRD), Balbina Herrera, acusada divulgar  supuestos correos electrónicos.
   
     Nadie se escapa del arma de la “denuncia” pública como capital político.  Existen en Panamá ciudadanos dedicados a dañar figuras políticas, no olvidemos aquel caso en que el  “ Gobierno de Panamá ha denunciado ante el Ministerio Público que la Administración de la ex presidenta Mireya Moscoso estuvo vinculada a la desaparición de equipos técnicos  en la televisión estatal, Radio Televisión Educativa (RTVE).”
 Y las carretas de las denuncias no se detienen para dañar la figura política del ex presidente Martín Torrijos, no se olvide cuando la Corte Suprema de Justicia de Panamá anuló un proceso y ordenó el archivo del expediente por un supuesto caso de corrupción.
     Otro caso muy marcado de calumnia y “denuncia” fue aquel para dañar el liderazgo político del ex presidente Ernesto Pérez Balladares, quien más luego salió al frente para denunciar un "abuso de autoridad" .
                                                 Denuncia y regla clara

      En Panamá ya es tiempo de empezar a hacer un alto. La democracia nos ha valido muchos sacrificios, debemos evitar que caiga en un abismo insalvable entre gobierno y sociedad. Nadie tiene derecho a dañar reputaciones con acusaciones desaprensivas. Por supuesto la denuncia – cuando es seria- desempeña una función social de importancia.
Cuando se exterioriza con un depurado sentido del deber contribuye al saneamiento de las sociedades. De manera pues que cuando se cuenta con los elementos necesarios para respaldarla, la denuncia resulte un excelente canal de profilaxis social y política. Son muchos los que abusan de su poder en una sociedad, porque saben que sus miembros o son, por naturaleza, tímidos, o han sido intimidados.
     Si hay que hacer denuncias, que se hagan; pero que al propio tiempo se presenten las pruebas que les sirven de base. Si hay que acusar a quienes prevarican, a quienes viven de negocios ilícitos, que se haga; pero que también se diga, primero, en qué consisten las actuaciones que se pueden calificar de tales y qué pruebas se tiene de ello.  Y, segundo, que las pruebas se entreguen responsablemente al Ministerio Público.
    Si siguiéramos esas dos reglas, esta sociedad sería mucho mejor; también tendríamos menos razones para sentir el temor que a muchos asalta de que nos estemos colocando al borde de un precipicio insondable.
     En el caso nuestro – como periodistas- procuremos ser veraces cuando estemos en el escenario de las noticias; de igual forma, vale para todos los profesionales y cualquier ciudadano, hay que procurar tener el valor de la verdad y honestidad al denunciar la irregularidad, la corrupción y el crimen.
     Nadie debe sentir temor alguno cuando posee la prueba de que algo impropio está ocurriendo. Esto así, porque es un deber de todo buen ciudadano denunciar los desgreños administrativos. Y una responsabilidad que solo podemos evadir a costo de hacer esta sociedad mucho más corrupta de lo que ya es.

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lunes, 24 de noviembre de 2014

Chorizos, piratas y gánsteres en Panamá



   Por Avenabet Mercado
        avenabet@yahoo.es


La gobernabilidad democrática es valiosa por si misma porque promueve el desarrollo humano con libertad política y los conceptos de libres empresas competitivas, pero no funciona con  dirigentes que gustan avanzar  por las  instituciones del Estado  olfateando el viento, pero un olfateo en busca de la corrupción.

 Ya se está siendo necesario que aprendamos  a escuchar los ecos de la democracia y cómo deben proyectarse las instituciones del Estado en los escenarios internacionales. Más que de políticos, necesitamos de estadistas con visión de país para que así  las empresas extranjeras, que funcionan adecuadamente, inicien un proceso de  tocar las puertas de Panamá y se firmen acuerdos que funcionen en forma transparente.
Es necesario fortalecer aún más nuestro entorno económico. Hay que  mejorar el plano profesional, ejercer más la idoneidad comercial, revisar los sistemas fiscales  y  la capacidad  del sistema judicial  para así   hacer cumplir los contratos.
Debemos trabajar con voluntad política y  también enfrentar la burocracia.
O sea,  significa esto que la  buena gobernabilidad requiere no solamente   capacitar a los jueces, sino de velar porque estos observen debidamente los procedimientos establecidos; que sean justos y más que todo reflejen un carácter de honestidad y honor en cada una de sus acciones.
Honor, pensamos, que va desapareciendo en Panamá. No hemos podido frenar a esos funcionarios que viven calentando chorizos,  de gobierno a gobierno,  en busca del dinero fácil.
Frente a esos escenarios es  ideal fortalecer cada día más el sistema jurídico. Y estos así porque no  se trata de que las empresas internacionales lleguen para invertir en Panamá,  se trata de que lleguen pero sin  piratas y sin gánsteres nuestros para poder saquearlas.
                                                       ####

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sábado, 30 de marzo de 2013

El sistema judicial en Panamá



Por Avenabet Mercado 
          avenabet@yahoo.es

La manera como se presenta el ámbito judicial en Panamá, donde algunos aspectos inquietan y la lucha para enfrentar cualquier nivel de corrupción espanta, es para debatir, revisar, criticar, tratar de corregir y juzgar. Aquí a los jueces honestos no los aplauden, sino que los arrinconan. Pareciera que nadie le interesa que el sistema judicial en nuestro país avance. En ocasiones las acusaciones que hace una fiscalía ofenden porque hay jueces que pasan el tiempo dándole vuelta a la tortilla y acceden a los deseos de las mismas fiscalías.
Por los departamentos de muchas fiscalías avanzan funcionarios extravagantes, no aplican las cosas útiles que debieron aprender en sus universidades porque hasta la ética es pisoteada. Viven en la sociedad, pero no instruyen justicia. Cada uno tiene su mundo de ambiciones, meditando negocios fútiles con personas indiferentes.
Por los pasillos judiciales tendrá que pasar la rueda de la soberanía democrática, aquella donde el poder popular decida. Esto así porque en la coyuntura como debe aplicarse la ley parece que todo se recicla influenciado por el poder económico, más que por la ética de aquellos jurisconsultos que actúan con transparencia.
Es necesario ir pensando en cómo hacer más humano la estructura del Poder Judicial en el país.
El Judicial es un poder más del Estado, aparte del Órgano Legislativo y el Ejecutivo, donde los jueces acceden preparando una oposición, avanzando en la carrera administrativa o con los años de servicio van ocupando puestos de más poder, sin que exista ningún control del poder popular sobre ellos.
Una verdadera independencia judicial debería tener en cuenta, en primer lugar, la elección directa de los jueces y la elección para ellos de sus órganos de Gobierno, sin influencias del Poder Ejecutivo ni del Legislativo.
Deberíamos iniciar los debates en la Asamblea en interés de seleccionar a los mejores jueces, aquellos que en sus apostolados de jurisprudencia puedan actuar con transparencia y siempre apegado al principio de equidad.
Tendrá que ser así, el escenario judicial de Panamá debe empezar a moverse en una sola dirección ética, sólo si queremos ir en esa dirección; es nuestra responsabilidad y nuestro destino ciudadano el que está en juego, pero también el porvenir de la nación.

Lea el articulo en el diario Panamà Amèrica


domingo, 17 de marzo de 2013

Diplomacia y crisis

Por Avenabet Mercado
avenabet@yahoo.es

Siempre mueve a preocupación que las designaciones del personal en el Servicio Consular  obedezcan, desde muchas décadas, a complacencias de índole politiquera-partidista, sin tomar en cuenta la capacidad e idoneidad de los que llevarán la alta misión de enarbolar la buena imagen de la República de Panamá a nivel internacional.

Son escasos los funcionarios en nuestras embajadas y consulados que
reúnen el índice académico para ejercer bien su función y peor aún,  tenemos como pocos contados los de Carrera Diplomática, quienes son egresados de nuestra Universidad Nacional o de otras altas casas de estudios superiores.

Ya es tiempo que nos detengamos a mirar las caras de otras naciones en donde la carrera del servicio diplomático se distingue, ordena y va aplicándose en base a una minuciosa selección del personal;  en el avance de los nombramientos  ellas no dan las espaldas a las universidades, donde la materia primordial es la especialización de relaciones internacionales y el manejo de la diplomacia; no predominan en los nombramientos esos  amiguismos, influencias políticas, familiares y compadrazgos.
Necesitamos muchos diplomáticos atrevidos, para hacer el bien al porvenir  de la  nación. Tenemos que ir eliminando a esos representantes consulares que gustan el escamotear documentos.
Sí, aquellos que son indiferentes a las leyes que rigen al comercio internacional entre naciones y ejercen sus labores administrativas de festín en festín; esos que no acuden en defensa de cualquier panameño afectado, en ocasiones,  por un simple  incidente social.

En los puestos diplomáticos necesitamos buenos profesionales, honestos y atrevidos para hacer el bien o resueltos para decir la  verdad. Así deberán ser  aquellos ilustres  panameños  que, antes de ser admitidos en los cargos, ya las autoridades saben  que  desde su juventud traen de sus hogares las buenas costumbres.

Aceptemos y reafirmemos el elevado valor educativo que nos entrega la Universidad Santamaría La Antigua [USMA], Universidad de Panamá [UP], Universidad Latina, entre otras, en su apoyo a la Carrera Diplomática, reglamentada en 1969 y denominada  ‘Escuela de Servicio Diplomático’. Toquemos las puertas de nuestras universidades, estos cargos conllevan el compromiso de elevar a Panamá en un honroso sitial a nivel mundial.





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