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miércoles, 21 de marzo de 2018

Venezuela: Al límite del dolor humano



 Por Avenabet Mercado
Avenabet@yahoo.es

Los Estados están obligados, según el Tratado Marco de Seguridad Democrática en Centroamérica, a "adoptar posiciones y estrategias conjuntas para la defensa legítima de sus respectivos connacionales en el exterior" frente a medidas tendientes a su repatriación o expulsión.

Las autoridades en Panamá deberán dedicar capítulos especiales a esos planteamientos debido al flujo constantes de emigrantes por el territorio nacional, principalmente en los únicos puntos fronterizos de Costa Rica y Colombia como son las trochas de Paso Canoas y Darién.

Y no solamente debe hacer el esfuerzo Panamá, sino que también las naciones del Istmo Centroamericanos tendrán que sumarse a un trabajo conjunto de políticas serias, honestas y amigables con la realidad social que se vive en la región acorralada por los niveles de desempleo, crisis en la familia y una violencia de pandillas que avanza sin control igual que un Caballo de Troya. 

Nicaragua, Costa Rica, Guatemala, Honduras, Bélices, Panamá y Colombia, incluyendo a México, tienen unos grandes compromisos aplicables a la atención de las causas de la migración forzada y a la obligación de propiciar un cambio progresivo en la calidad de vida de sus pueblos.

Y pensamos está ocasión será bien oportuna cuando, en próximas jornadas, el Consejo Centroamericano de Procuradores deDerechos Humanos inicie reunión en Panamá para abordar la problemática de las personas migrantes o desplazados en Centroamérica y América del Sur, con nuestros queridos hermanos venezolanos, quienes pasan por  situaciones de dolor y merecen muchas manos de ayuda.

Todos juntos hagamos una gran jornada política, social y humana para ayudar a todos los emigrantes venezolanos, allí se observan escenas duras de soportar. Panamá ha extendido un punto de apoyo a muchas familias que tocan nuestras puertas, igual deberá hacerlo Estados Unidos, Canadá, Guatemala, El Salvador, República Dominica, Puerto Rico y todas las islas de El Caribe, e igual que las naciones de Europa que comprenden la dureza de ser inmigrantes.

Los cancilleres de América Latina, expertos en temas de Derechos Humanos, sociólogos, autoridades de policías, empresarios, abogados en sí, todos los gobiernos,  deberían dejar a un lado cualquier diferencia regional y sentarse con seriedad y  más celeridad para apoyar oportunamente con acciones concretas una realidad social que hoy nos golpea a todos.

La migración "no debe ser criminalizada" por los países de tránsito y de destino, pues con ello "violentan los derechos humanos" de los migrantes, quienes tienen derecho al reconocimiento y respeto de su personalidad jurídica.

Entonces, oportuno es el momento en Panamá;  debemos observar como necesario “avanzar “en la implementación del Plan Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte de Centroamérica para contrarrestar los factores que causan el desplazamientos forzado y la migración irregular.

El teatro que hoy vemos en Venezuela, con aquellas escenas de dolor, deberías darnos vergüenza a todos. El papel de la democracia en América necesita de una nueva música.  En Chile se le extiende las manos de ayuda a los venezolanos, lo hace Perú y también Colombia; pero se necesita un esfuerzo mayor que llegue con fuerza a las Naciones Unidas.

 La trata de blanca, escenas bien dolorosas y humillantes, es un problema de todo; el pandillerismo es un problema de todos y la represión política a ciudadanos indefensos: También es un problema de todos.

Empecemos hoy, desde cualquier instancia, a velar y exigir pleno respeto de los derechos humanos y que centralicen su atención en la población migrante y sus familiares. Hagámoslos todos juntos y más aún, por el dolor a la niñez.

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