Por Avenabet Mercado
Se celebra el Día del Niño
en Panamá. Y desde ahora la asignatura
pendiente, más allá de las campañas meramente publicitarias y la acción puntual
protectora, es pensar en enfocar
el problema de la niñez hacia una política social donde la prevención del maltrato , o aquella situación que
desemboca en conductas delictivas , sea siempre atendida a tiempo y
en una forma más justa.
Si hay un
espejo donde se refleja la visión que
una sociedad tiene de sí misma, de su sentir y de su hacer, éste es la infancia. El cuidado con que la población trata
a sus menores es el indicador más
claro de lo que se espera de ellos y de cómo se proyecta una nación en el futuro.
Sobre la infancia se
recogen los derechos
inalienables que han de ser garantizados por encima de todo, dada la indefensión y dependencia del menor respecto
de los adultos.
Aparte
de la educación obligatoria y asistencia sanitaria, aún hay temas pendientes: El niño - pareciera
hoy - es el gran abandonado de la sociedad, y sobre él operan con crudeza un sistema educativo que no
funciona adecuadamente, va descuidándose muchas veces la relación de un niño con otro
dentro del contexto escolar; frente al compromiso o confianza en relación con su
propio potencial, éste necesita mejor
promoción de lo que significa el desarrollo
humano ya que es en esta línea de acción
donde cobran sentido los programas de la autoestima.
Al ambiente del niño también lo rodea la falta de futuro en
muchas familias, la presión de los medios de comunicación social y un bajo
indicador de valores y de calidez humana. De ahí la urgencia de que en Panamá se establezca una política de Estado
más eficiente para enfrentar los
grandes problemas de la niñez.