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viernes, 17 de septiembre de 2021

Preocupa la educación en Panamá

 



Por Avenabet Mercado / Al Día Panamá

(@AvenabetMercado).

Hay muchos aspectos de la educación en Panamá que preocupan.  Incluso, en cuanto a la legislación, existen clausuras que pueden ser calificadas de anacrónicas. Los esfuerzos realizados para lograr su actualización y revisión son insuficientes.

El problema que tenemos con la educación no es de ahora, trae sus arrastres de viejas administraciones y es por eso que hoy, sumado a la crisis de la pandemia por el Coronavirus (Covid-19), estamos viviendo la dolorosa realidad por la que atraviesa el Ministerio de Educación (Meduca).

Tenemos educadores que no dominan las herramientas digitales que hoy nos trae el avance tecnológico con sus buscadores de Google, Microsoft Bing, el buscador chino Baidu, Yahoo!, Yandex , DuckDuckGo , entre otros,  para no entrar en los detalles de las redes de Twitter, Facebook  e Instagram. O aquel gran elemento humano que tanto nos reiteró “La teoría de la comunicación” de Marshall McLuhan: el butronero… que nos golpeaba con la Aldea Planetaria, el mundo que vivimos hoy.

En Panamá urge  en una reforma educativa. Todo el escenario que vivimos hoy  es fruto de la tolerancia ancestral  de las autoridades, el cual ha generado un decaimiento de la moral institucional y el letargo psicológico de políticos deshonestos que, muchas veces, ni siquiera perciben la escandalosa corrupción silenciosa en sus alrededores.

El mal escenario que está viviendo el MEDUCA,  al administrar bienes dirigidos para el mantenimiento  de las estructuras físicas en muchas escuelas del país, es debido a docentes  que se alejan del apostolado educativo para pasar al plano político y formar parte de grupos partidistas que controlan una institución del Estado como si fuera un monopolio comercial, donde cada organización gremial tiene su bandera.

Allí, muchas veces,  ocurre un mercantilismo exagerado con bienes que son propios del Estado. Se observan prebendas a favor de determinados grupos que pertenecen a distintos partidos políticos  y sectores económicos poderosos, donde el clamor es quítate tú para ponerme yo. De gobierno a gobierno el juego es de quita y pon, nada importan los méritos profesionales.

Todo pareciera que algunas de las fiestas llegan en ocasiones por arreglos de licitaciones,  reuniones con sobres sellados y entregados para que los contratos no pasen el proceso de concurso y algo un poco peor son esos desgreños administrativos en proyectos de habilitación de escuelas, los cuales inician  en una jornada de gobierno y al final de la misma gestión la obra jamás concluye porque el nuevo gobierno que inicia no asume la responsabilidad de concluir el proyecto.

Es por eso que debe considerarse el tema educativo en Panamá no sea una acción política de un gobierno, sino que debería ser gestión del Estado. Debe asumirse el compromiso, es tiempo de considerar el servicio educativo como un  factor para acelerar los cambios estructurales de la sociedad panameña.

 

Sería importante que en la  jornada de lucha que mantiene el presidente de la República, Laurentino Cortizo cohen, por erradicar o disminuir el nivel de la pobreza en Panamá, se debe desarrollar un proyecto de investigación que haga más eficiente los objetivos integracionistas de los servicios educativos del Meduca.

Debemos reconocer que existe una preocupación del actual gobierno en los temas educativos y recientemente el presidente Cortizo Cohen mantuvo una importante reunión con los rectores de las universidades que reciben presupuestos del Estado, allí se habló de desarrollar planes y programas de investigación con el objetivo de fortalecer la educación nacional. El jefe del Estado  reiteró el apoyo de su administración a la educación “como herramienta para cerrar la brecha de la pobreza y la desigualdad, y del futuro del país”.

Las universidades del país, deberían también inclinar sus miradas hacia el Meduca. El tema educativo está exigiendo  cambios estructurares que sean más dinámicos o representen estímulos de costo educacional y resultados a la racionalización de los gastos económicos del sector.

Panamá necesita  una política educativa más humana, flexible y que permita a las instituciones ajustarse a los cambios tecnológicos que se plantean hoy las naciones desarrolladas; la educación puede ser analizada como un deber del Estado, pero también debemos reconocer que  es un derecho de los ciudadanos exigir que ya no puede ser posible sigan existiendo las escuelas ranchos.

De manera pues, no necesitamos escuelas para la infelicidad de los estudiantes,  muchos de ellos sentados en bancas con tablones gastados por el paso del tiempo;  necesitamos escuelas del mundo, más allá de las ideas del gran Marshall McLuhan, el visionario de la “aldea global” (@AvenabetMercado).

Juicio al expresidente Ricardo Martinelli


 

 


Juicio al expresidente  Ricardo Martinelli
 

Por Avenabet Mercado / Al Día Panamá

@AvenabetMercado

El gobierno del presidente de la República de Panamá, Laurentino Cortizo, está demostrando que vivimos  en una democracia de participación; por tal razón,  la justicia no puede seguir avanzando con la incapacidad de hacer valer algunos derechos fundamentales, morales, a la libertad de tránsito, a la seguridad jurídica, al debido proceso y hasta el derecho  a la protección de la unidad familiar.

En la pasada administración de Gobierno existió un plan en el tren de la justicia panameña. Hoy cualquier ciudadano lo comprende, claramente, en los casos jurídicos seguido al expresidente de la República de Panamá, Ricardo Martinelli,  se marcó una ruta a seguir.

Todo pareciera que aún, supuestamente, podría existir un enemigo “agazapado”  dentro de los pasillos del Ministerio Publico o la Corte Suprema de la Nación a punto de devorar todo lo que signifique la dignidad frente al  verdadero principio jurídico de equidad .

Hoy más que nunca  en la democracia,  sí  esta aspira a sobrevivir en Panamá,  se debe hacer valer el concepto de libertad en el real cumplimiento de la ley. Que se aplique el Debido Proceso, pero con los más elevados principios de libertad de información.

El ordenamiento de la justicia no puede seguir politizada. Si la balanza de la justicia es injusta, entonces, el ambiente moral y justo que se pueda vivir en Panamá seguirá siendo de incomodidades y gravedad. Ya a nadie sorprende la desconfianza que los  ciudadanos tienen de la justicia cuando se observa la presión judicial, que en tantas ocasiones, se ejerce contra la familia del expresidente Ricardo Martinelli.

Tampoco se puede continuar viviendo en la nación con el hedor de algunos abogados, jueces e incluso magistrados que siempre tienen un amor por el hacha en lugar del ejercicio correcto de la ley. Deberíamos, ya es necesario, acudir a aquellos jurisconsultos o intérprete del derecho cuya respuesta siempre tiene fuerza de ley.

El empresario Martinelli o “El Loco”, como al pueblo gusta llamar en agradecimiento  a una gestión administrativa  donde se marcó un bajo nivel del desempleo y Panamá estableció una proyección de desarrollo económico en los mercados internacionales , no es un santopero tampoco es un demonio como numerosos altavoces mediáticos del pasado gobierno justiciero, que desprecian a los tribunales, desean hacer creer.

Si el panorama para hacer cumplir la ley es un poco incómodo por las voces de algún entendido del derecho que gustaba estrechar las manos de corruptologos, entonces, también se podría decir lo mismo de aquel político que usó una agenda equivocada de la corrupción para llevar el “principio del pez gordo”  por algunos pasillos de la Corte Suprema de la Nación.

Hoy, con tanto circo jurídico en el país, sería interesante dedicar una tesis doctorar al análisis comparativo, en aspectos legales, sobre el atropello moral dirigido a la familia del expresidente de la República, Ricardo Martinelli.

Sí oteamos la gravitación de la Corte Suprema de Justicia sobre los poderes del Estado espues, muy grande; por eso existe una excesiva concentración de poderes y es una realidad  la observación, con frecuencia, que los poderes políticos tratan siempre de controlar la designación  de los magistrados, a fin de contar con una judicatura sumisa y complaciente. El pasado gobierno se atrinchero dentro de las facilidades de tener una caballería justiciera a su favor, pero mezquina o peor aún: miserable, aberrante. Se ejerció acciones viles contra muchos empresarios,

Ayer el presidente de la República, Laurentino Cortizo Cohen, recibió el informe de la Comisión Especial de Evaluación que contiene la lista completa de los aspirantes a magistrado de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), en un acto de honor,  expresó elocuentes palabras y agradeció el esfuerzo realizado para evaluar a los que se postularon a este importante cargo.

El jefe del Estado ya ha empezado a marcar una nueva historia en Panamá, por una justicia más justa y humana o donde entre los magistrados, en el proceso de su reclutamiento, impere el principio de mérito y que en el camino avancen los mejores.  Ha llegado el tiempo de dar un quiebre de conexión institucional entre la magistratura y el sistema político en Panamá. Todos los sabemos, es una realidad, algunos procesos jurídicos ya vienen con su sello, pero en bloque de hielo.

Que impere el Debido Proceso, urge un humanismo en interés de que el circo llegue a su fin. ¿Por lo demás, por qué tanto insulto en el “Caso Martinelli”? ¿Por qué tanto autoritarismo judicial? ¿Por qué tanta aberraciones? Necesitamos concordia frente al insulto, necesitamos pluralidad frente al autoritarismo judicial; necesitamos un nuevo modelo de país judicial; necesitamos otras voces de jurisconsultos lucidos y respetados frente al atropello ¡Basta!.

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