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lunes, 18 de noviembre de 2024

Caricaturas y humor de Benjamín Samudio (Benji)

Por Avenabet Mercado Se hace imposible no pensar en las huellas que dejan las caricaturas del artista Benjamín Samudio (Benji, como lo conocen en el ámbito nacional e internacional). Él, al tocar su lápiz para hacer trazos sobre el papel, siempre establece un punto visual directo en interés de ir dando forma a lo que será su mensaje final. Cuando se habla de Benji, personaje sencillo y humano, es como reflexionar en el estilo de un caricaturista que explora la rica intersección entre arte, humor y crítica social. No es exageración, él tiene talento porque sabe elegir cuidadosamente qué destacar; crea un equilibrio entre risa y reflexión. En todo el sentido de la palabra, es él un artista al momento de sintetizar características distintivas de la sociedad panameña; pero también en otros ámbitos internacional, cuando describe con sus figuras las crisis políticas de la democracia en Venezuela o también los escenarios del Medio Oriente, donde en sus críticas no se detiene en bandos políticos sino en características distintivas de personas o situaciones aberrantes, donde los efectos de la guerra golpea directamente a la familia y también a miles de niños. Benji es un periodista de la comunicación social, sin hacer ruido ejerce pleno dominio del mensaje. Este caricaturista panameño ha ganado su espacio, posee premios y certificaciones en Irán, Rumania, entre otras naciones del Medio Oriente, Asia, Europa y América. En ocasiones las caricaturas de Benji mantienen un estilo sorprendente, en su camino ha demostrado que no teme a los gobiernos cuando se trata de llevar la información con la verdad; pero otras veces, encierra un humanismo eficaz y con mensajes visuales juguetones, sorprendente y realista. Más que nada los temas políticos en el dibujo satírico, en el que deforma las facciones y el aspecto de alguien, son bien interesantes. Benji es cruel al pincelar el aspecto de alguien ligado a la corrupción, pero también humaniza sus personajes cuando mantienen buenas relaciones de civismo en el entorno social; él muestra pleno dominio en la forma de llevar el mensaje y no se aparta de ningún ángulo al usar la exageración y la ironía para transmitir mensajes profundos, es interesante observar cómo describe los personajes del Ministerio de Educación y sus caminos en busca de una reforma educativa que, pareciera, jamás nos llega. En cada golpe político, frente a los anillos de las denuncias en el tornado de la corrupción, él reinterpreta la realidad social y puede darle valor con un agudo sentido del humor. Cada uno de los golpes políticos de Benji, nos teje un puente entre el arte y la sociedad. Sus figuras son un mundo donde la información abunda o se vuelve crucial para fomentar el pensamiento crítico y la discusión a través de la risa; pero todo eso es posible por sus habilidades técnicas excepcionales, también porque él demuestra tener profundo sentido por la cultura y las verdaderas raíces tradicionales de Panamá. En nuestra nación este artista ya marca sus puntos porque figura entre los maestros de la ridiculización, deformación, exageración, burla y la bufonada al hacer sátira en cada una de sus caricaturas. Y en verdad, no es nuestro interés hacer comparaciones; es Benji un personaje que con sus trabajos artísticos influye en la opinión pública, sirve de catalizador para el cambio político y social, además, ofrece consuelo a quienes se sienten desvalidos. No tolera el abuso porque entre sus manos tiene una gran espada, el lápiz.
No cabe duda, Benjamín Zamudio es un buen comunicador social al instante de facilitar el mensaje; es un dibujante talentoso, un observador agudo de la realidad, utiliza su arte para desafiar, cuestionar y entretener. Posee gran capacidad para capturar la esencia de un momento, situación o personaje, combinada con un enfoque crítico, convierte su caricatura en un medio efectivo para plantear preguntas y reflexiones que, de otro modo, podrían pasarse por alto. Tiene él un estilo de sonreír, pero también de criticar. Nos lleva a la Asamblea Nacional, donde existen diputados que desean ejercer dominio en las leyes pero que también hay otros que como payasos son los personajes de un circo político pisoteando la democracia, que en sí es el sistema más transparente de la libertad y la justicia social. En los grandes eventos sociales escucho su nombre y también ecos entre los políticos: “Fíjate quien acaba de llegar”, dice un diputado como estrujando sus dientes con un estilo burlesco y lleno de mediocridad. - “¡…Ay, no joda! …, pero si es Benji ! ” , dice otros de los personajes saboreando un vino. Muchos critican a Benji, pero también desean tenerlo cerca por el poder de su pluma frente a la espada. Su humor es un poco agrio, ácido y seco frente al enfrentar la intolerancia y los extremismos políticos.
No importa la forma, estilo o críticas que se hagan de él; sus pasos por la arena política es de premios al ejercer un buen periodismo informativo. Es un defensor del humanismo, pero también un caricaturista cruel, agudo y demoledor. Es capaz de convertir en monstruos desfigurados a los políticos y funcionarios corruptos de Panamá. De esa manera es Benji, como gusta que lo llamen en un mundo de imágenes, de hipocresía y donde las palabras pueden perderse en el ruido; es él un artista donde su rostro grabado ya es parte en la memoria colectiva de la sociedad panameña porque sus caricaturas nos invita a reír, pensar y, sobre todo, a actuar pensando siempre en el porvenir de la nació. ( Por AvenabetMercado).

sábado, 1 de junio de 2024

Presidente electo Raúl Mulino, entre el ritual político y la honestidad



El presidente de Panamá, Laurentino Cortizo, recibe al presidente electo, José Raúl Mulino, para coordinar el proceso de transición de poder que empezará en los próximos días tras los comicios generales. (Foto cortesía sistema Web/Presidencia)

Por Avenabet Mercado / Al Día Panamá

 @Avenabet Mercado

La fibra moral nos llega desde niño, con un ritual  por la influencia de la familia;  también se desarrolla la fibra moral mediante los procesos de la educación, en un espacio donde el ritual de la honestidad figura  presente. No existe duda, apoyado en los principios éticos el presidente electo José Raúl Mulino avanza hacia el folio presidencial no con palabras ni promesas huecas, sino con hechos.

En las campañas políticas, que cierra con el triunfo electoral, Mulino mantuvo un comportamiento ético sin ataques personales hacia sus adversarios políticos. El pueblo observó  él habló con el corazón al insistir que en su gobierno no habrá botella.  Además indicó que buscará resolver la crisis de los migrantes en la frontera Panamá-Colombia, donde muchos son utilizados, cada vez más, como moneda de cambio o quizás algo peor, igual a peones en un tablero de ajedrez y  donde los primeros protagonistas son los carteles de las drogas o los mercaderes de trata de blanca.

Mulino, a quienes muchos de sus adversarios los mencionaban con apodos que hoy ni vale la pena destacar, ante esos ataques mantuvo un discurso político transparente, con principios éticos y de compromiso con la deuda social de la nación.  Y cada día, él se eleva muy por encima de la mediocridad  política y escapa victorioso de los ataques personales.

En estos tiempos modernos los metales más preciados se prueban con los fuegos más fuertes. Hoy, José Raúl Mulino, ha sido probado con el fuego de la injusticia política, de la traición y venció. No es él un improvisado político, sus caminos traen también en el recuerdo las huellas de un expresidente de la República, como Guillermo Endara Galimany, forjador de principios democráticos, un hombre sencillo y humano que cuando estrechaba las manos de sus adversarios políticos lo hacía con dignidad y un abrazo sincero del corazón.

Ya el presidente electo ha llamado a la unidad política,  a la auténtica felicidad de Panamaal gobierno de consenso, para impulsar la nación hacia el desarrollo económico y entre esos caminos él tendrá otra prueba: Acabar con la burocracia, el peor parásito social de Panamá y que siempre es igual al camaleón de gobierno a gobierno.

No porque algunos grupos sean ruidosos se debe pensar que son organizados, tampoco significa que representen una gran parte del pueblo panameño. Algunas rumbas deben llegar a su final. Entre ellas, las fiestas de los famosos asesores; pues  ya  se está convirtiendo en  costumbre del gobierno el  crear posiciones inocuas para satisfacer compromisos políticos sumidos en una especie de rutina.

En los distintos ministerios públicos, más que en la Presidencia de la República, abundan los asesores por todas partes. Los vientos de la democracia nos ha dado el tiempo para pensar, se debe combatir la burocracia estatal, es donde se esconde la peor prenda del Estado panameño;  una elite política perversa y aberrante que se recicla igual al alacrán.

La finanza del Estado no soporta más derroches económicos innecesarios, muchos funcionarios  botellas se esconden con  los trajes de asesores.

El candidato presidencial electo, José Raúl Mulino, es un hombre que llega para fortalecer la democracia y el desarrollo económico de la nación; en los procesos económicos que plantea mantiene una visión de estadista.  Además, por su dignidad política jamás tendrá miedo al seleccionar a los mejores asesores presidenciales y ministros para planificar una variedad de escenarios posibles.

Entre las esferas políticas del país y las tertulias de cafetín se insiste que entre los primeros escenarios se combatirá la migración ilegal, medidas preventivas frente a las pandillas, el narcotráfico; de igual forma, sobre el principio de la normatividad de la Constitución, el principio de la legalidad, el principio de respeto a los derechos fundamentale de las personas o derechos humanos, el principio de la división de los poderes y sin dejar por fuera la concentración del poder que tiende a favorecer la comisión de abusos y la adopción de las decisiones de gobierno desacertadas.

No es tiempo de vivir dando saltos para  caer al vacío.  Raúl Mulino, ha dado el primer paso llamando al consenso político. Hagamos de Panamá el verdadero corazón de la patria, donde tus y yo,  seamos puros al llevar el escudo de la nación en el pecho con los principios esencial para un verdadero Estado constitucional y democrático de Derecho.

 

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