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domingo, 20 de julio de 2008

Gobierno, diputados y política peligrosa


Gobierno, diputados y política peligrosa


Por Avenabet Mercado

amercado@elsiglo.com


En política la rueda de lo fartuna es peligrosa. Muchas veces se pude estar en lo más alto de la escala social y de la felicidad; en otras, sin darnos cuentas, caer en el abismo de la degracia.

Es por eso que las figuras publicas, funcionarios de prestigios hasta esos que buscan los galardones en presidencia de la República, entre algunos dirigentes encumbrados en los partidos políticos , más que el ciudadano común que vive en la pobreza, en lo alto de la rueda política tiene que coronar sus acciones de virtudes morales, del honor, al no ser que al girar el escenario caiga al abismo , al infortunio.

Nadie quiere vomitar vino. Estamos viviendo en una democracia cuya estación económica es bien florida. Y es que hoy en día la sociedad se debate entre dos extremos: La suntuosidad y el lujo; en otro escenarios se observa la pobreza, la derrota económica y la corrupción. Hay que empezar ha distinguir.

¡ Aprieta, pueblo!.

¡Aprieta...!

¡ Ay..., cielo piadoso!

Las fiestas en los viñeros no pueden seguir, aprieta pueblo. El desviñar de las licitaciones solo la están disfrutando unos pocos. Las acciones abundan y existen voces que pueden dar grito de verdades escritos en libros de contabilidad que son mudos.

Pero el escenario que estamos viendo hoy no sola señala a algunos supuestos funcionarios públicos de alta jerarquía, entre los viñeros también están las practicas legislativas.

Es por eso que en la Asamblea Nacional abundan los diputados que ejercen debates políticos que son absurdo, aburrido y los mismos son ciudadanos que no pueden mantenerse con el pecho erguido, la frente en alto sobre el púlpito debido a los intereses creado.

Las pintorescas escenas, más que acciones para legislar en beneficio de la nación, son de amistad- de parentesco- y los jerarcas de los distintos partidos políticos muchas veces son culpable porque otorgan escaños y puestos de gobierno a individuos evidentemente inepto para regir lo destino de la nación.

Entre diputados y diputados ya no hay admiración, la oratoria es mediocre y es absurda: No por ser aplicada precisamente, a la defensa de ideas fundamentales y de teorías , sino por su atuendo retórico.

De ahí, entonces, los ciudadanos tendrán que empezar a ser critico. El pueblo tiene que empezar a apretar porque existen muchas actitudes que ya son de indignación, desagrado y de indiferencia hacia las necesidades que exige la nación.




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