Los ciudadanos ya sienten miedo de avanzar por algunas calles de la Ciudad de Panamá, especialmente al caer la tarde. A los grupos pandilleros no lo detiene nadie. Con cuánta facilidad nos informan que en la frontera entre Costa Rica y Panamá. los empresarios cierran sus comercios bien temprano.
Con cuánta facilidad nos indican de un robo a mano armada o la muerte de algún ciudadano, supuestamente bajo la suerte de grupos pandilleros.
Y así podríamos seguir con una cadena de así sea. En Panamá va perdiéndose la sensibilidad humana, en los autobuses los ciudadanos discuten y al ir en aumento el intercambio de palabras otros en lugar de intervenir lo que hacen es aplaudir.
Pero todo, de repente, es un circo. Aquí los ciudadanos pocas veces van al cine, los temas culturales no tienen sentido. Cuán difícil resulta conocer los resultados de un evento científico, de una jornada cultural en el Teatro Nacional, de un premio nobel en su lucha para que las personas comprendan que duro es triste.
Un descubrimiento relevante para el desarrollo del país y bienestar del género humano, pareciera eso no importa ni a los medios de comunicación social porque según muchos las estadísticas muestran que ese tipo de noticia nada vende. Estamos dominados por el sensacionalismo como fenómeno oriental de la pauta comunicacional.
Las tragedias – y no las bienaventuranzas- en nuestra nación dominan la escena diaria. Los ciudadanos nos hemos dejado manipular por el síndrome del escándalo. Ahora a cualquiera lo acusan de corrupción, pero la ola no se detiene. Hemos empezado a vivir de escándalo en escándalo.
El hecho delincuencial y el policial agotan espacios de prensa, radio y televisión. Las d
isputas y confrontaciones políticas es el tema de interés que hoy le interesa al ciudadano. Los temas culturales, educativos y otros de valor moral no encuadran en la caja mental o del subconsciente de los panameños.
Las secciones culturales en los periódicos están tímidamente reforzadas con las páginas de los suplementos de tiras cómicas, donde pareciera que los “comics” constituyen una suerte de caballo de Troya para imbuir al lector en las páginas de orientación cultural.
Muchas emisoras de radio y algunas de televisión no presentan minuto algunos de sus transmisiones que tenga un fin didáctico o pedagógico. Al contrario, todo es una fiesta de programas sobre brujería o superchería son transmitido y bien promocionales.
Entre los otros temas que hoy se explota es dirigido a la corrupción, pero de una corrupción con un verdugo justiciero que nos llega de una sola vía, del plano gubernamental. Es un concepto de justicia inmoral, alienante y amen de los amen porque ahora se ha trasladado a los Estados Unidos, pero con una gran diferencia: Allí el tema de la justicia es más humano, más honesto y con principio de equidad.
Avenabet@yahoo.es
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