lunes, 22 de julio de 2013

La niñez necesita mejor respuesta social



 Por Avenabet Mercado
        avenabet@yahoo.es


Se celebra el Día del Niño en Panamá.  Y desde ahora la asignatura pendiente, más allá de las campañas meramente publicitarias y la acción puntual protectora, es pensar en enfocar el problema de la niñez hacia una política social donde la prevención del maltrato , o aquella situación que desemboca  en conductas delictivas , sea siempre atendida a tiempo y en una forma más justa.

Si  hay un espejo donde se refleja la visión que una sociedad tiene de sí misma, de su sentir y de su hacer, éste es la infancia. El cuidado con que la población trata a sus menores es el indicador más claro de lo que se espera de ellos y de cómo se proyecta una nación en el futuro.


Sobre la infancia se recogen los derechos inalienables que han de ser garantizados por encima de todo, dada la indefensión y dependencia del menor respecto de los adultos.

Aparte de la educación obligatoria y asistencia sanitaria, aún hay temas pendientes:  El niño - pareciera hoy - es el gran abandonado de la sociedad, y sobre él operan con crudeza un sistema educativo que no funciona adecuadamente, va descuidándose  muchas veces la relación de un niño con otro dentro del contexto escolar;  frente al  compromiso o confianza en relación con su propio potencial, éste  necesita mejor promoción de lo que significa  el desarrollo  humano ya que es en esta línea de acción donde cobran sentido los programas de la autoestima.

Al ambiente del niño también lo rodea la falta de futuro  en muchas familias, la presión de los medios de comunicación social y un bajo indicador de valores y de calidez humana. De ahí la urgencia de que en Panamá se establezca una política de Estado más eficiente para enfrentar los grandes problemas de la niñez.





jueves, 18 de julio de 2013

Burocracia estatal y empresarios



Por Avenabet  Mercado

Cada día hay que luchar por modernizar aún más las estructuras del Estado. Debemos  reflexionar  en torno a una reforma constitucional que permita asumir la ecuanimidad, el equilibrio, la justicia y la transparencia comercial donde la acción del sector empresarial pueda avanzar en coordinación con instituciones estatales sin el temor al riesgo de una competencia desleal.
Panamá necesita mantener  una relación comercial más saludable donde el vínculo prevaleciente sea el respeto mutuo, la buena comunicación, el planteamiento de proyectos en común y sin ese  juega vivo que tanto  gusta  a muchos ciudadanos;  en contraste, el vínculo de las relaciones enfermizas en instituciones públicas frente al sector empresarial  se fundamenta en la intolerancia, la incomunicación, la ausencia de proyectos en común, la resignación, el hastío y la incomprensión.

De nada vale que la actual gestión gubernamental venga ofreciendo  acciones más positivas para dinamizar la economía nacional,  si en  el camino se observan instituciones estatales que ya son enfermizas, se resisten a los cambios tecnológicos y  no giran acorde al avance democrático de los tiempos,  afectan el desarrollo de las actividades comerciales en un abanico social donde es tan difícil tener éxito porque los anillos de la burocracia aún nos golpean.
Se invita a que hagamos conciencia. Empecemos a abrir el abanico político mediante una verdadera promoción de liderazgos frente al abanico de las instituciones públicas, para ayudar a apuntalar aspectos culturales en la que nuestra escala de valores cada día  sea más elevada  en beneficio del porvenir de la nación.

jueves, 27 de junio de 2013

Niñez, discapacidad y educación


 Por Avenabet Mercado


Hoy en Panamá aún hay aspectos que preocupan respecto  a la educación,  niñez y aquellas  personas que están afectadas por discapacidad, especialmente los jóvenes  que presentan alguna condición de retos múltiples que implica dependencia.
Muchas de estas personas, a pesar de los cambios en la escolarización de los centros de educación especial,  todavía  no logran ciertas respuestas a sus necesidades educativas especiales. Por más bajo que sea el nivel de desarrollo o por sus limitaciones ellas tienen derecho a poder mejorar su condición de vida.

Todo individuo tiene derecho a la vida, la libertad y la seguridad de su persona, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social. Esa meta realmente está definida claramente en la
Declaración de los Derechos Humanos.

Sin bandera política, el esfuerzo por la niñez es de todos. No importa que las acciones nos lleguen del Presidente de la Nación, Ricardo Martinelli; Juan Carlos Navarro, Partido Revolucionario Democrático (PRD); Juan Carlos Valera, Partido Panameñista; Milton Henríquez, Partido Popular;  o de los clubes cívicos del país, entre ellos,  De Leones, Rotario, Kiwanis  y  Activo 20-30.
En lo más que se pueda ayudemos a que el Instituto Panameño de Habilitación Especial ( I.P.H.E) pueda orientar cada día mejores programas hacia la enseñanza dirigida para los niños, niñas y jóvenes con retos múltiples. Establezcamos mejores políticas, entre hospitales y clínicas, dirigida a esos niños recién nacidos que presentan múltiples discapacidades para que se le brinde los elementos necesarios en interés de mejorar su vida.
Honremos, valoremos y respetemos el esfuerzo que realiza el Despacho de la Primera Dama, Marta Linares de Martinelli, dirigido a la adolescencia del país. Su esfuerzo por esa niñez, muchas veces llena de tarde solitaria, es una cruzada bien humana.  
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lunes, 17 de junio de 2013

Cazadores furtivos y ecosistema



Por Avenabet Mercado
       avenabet@yahoo.es

Pareciera que en nuestro país existen sectores económicos que no están valorando el esfuerzo que realiza la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM) por proteger los parques forestales, igualmente de protección a las aves silvestres.
Existen denuncias públicas de personajes - donde ya abundan cazadores furtivos-  que en distintos puntos geográficos de Panamá se están dando a la práctica de amenazar especies de aves que abundan en nuestra fauna, en interés potencial de comercializarla en el exterior.

Aquí, muchas veces, la ley forestal se viola y dañan ecosistemas que sirven de protección a las aves. Todos conocemos quienes son sus depredadores, pero nadie dice nada.

 De qué sirve al Estado insistir en impulsar foros internacionales en nuestras universidades y escuelas del país, si nosotros mismos, los panameños, no protegemos los recursos ambientales o especies de aves como las águilas, los pericos o esas guacamayas de convertirlas en mascotas.
Urge a las autoridades asumir medidas más enérgicas, donde también se pueda crear más conciencia  al ciudadano sobre los daños que a diario se le está  haciendo al entorno ambiental, en la que ya hasta el Mono Perezoso está en peligro de extinción.

Fomentemos una mejor cultura de protección de nuestros recursos naturales. Y sobre el camino, ayudemos el esfuerzo que también hacen muchos patronatos por proteger el águila Arpía. Pensemos un poco más en el porvenir de la nación.

Ir a: Águila
Ver: Patronatos

sábado, 30 de marzo de 2013

El sistema judicial en Panamá



Por Avenabet Mercado 
          avenabet@yahoo.es

La manera como se presenta el ámbito judicial en Panamá, donde algunos aspectos inquietan y la lucha para enfrentar cualquier nivel de corrupción espanta, es para debatir, revisar, criticar, tratar de corregir y juzgar. Aquí a los jueces honestos no los aplauden, sino que los arrinconan. Pareciera que nadie le interesa que el sistema judicial en nuestro país avance. En ocasiones las acusaciones que hace una fiscalía ofenden porque hay jueces que pasan el tiempo dándole vuelta a la tortilla y acceden a los deseos de las mismas fiscalías.
Por los departamentos de muchas fiscalías avanzan funcionarios extravagantes, no aplican las cosas útiles que debieron aprender en sus universidades porque hasta la ética es pisoteada. Viven en la sociedad, pero no instruyen justicia. Cada uno tiene su mundo de ambiciones, meditando negocios fútiles con personas indiferentes.
Por los pasillos judiciales tendrá que pasar la rueda de la soberanía democrática, aquella donde el poder popular decida. Esto así porque en la coyuntura como debe aplicarse la ley parece que todo se recicla influenciado por el poder económico, más que por la ética de aquellos jurisconsultos que actúan con transparencia.
Es necesario ir pensando en cómo hacer más humano la estructura del Poder Judicial en el país.
El Judicial es un poder más del Estado, aparte del Órgano Legislativo y el Ejecutivo, donde los jueces acceden preparando una oposición, avanzando en la carrera administrativa o con los años de servicio van ocupando puestos de más poder, sin que exista ningún control del poder popular sobre ellos.
Una verdadera independencia judicial debería tener en cuenta, en primer lugar, la elección directa de los jueces y la elección para ellos de sus órganos de Gobierno, sin influencias del Poder Ejecutivo ni del Legislativo.
Deberíamos iniciar los debates en la Asamblea en interés de seleccionar a los mejores jueces, aquellos que en sus apostolados de jurisprudencia puedan actuar con transparencia y siempre apegado al principio de equidad.
Tendrá que ser así, el escenario judicial de Panamá debe empezar a moverse en una sola dirección ética, sólo si queremos ir en esa dirección; es nuestra responsabilidad y nuestro destino ciudadano el que está en juego, pero también el porvenir de la nación.

Lea el articulo en el diario Panamà Amèrica


domingo, 17 de marzo de 2013

Diplomacia y crisis

Por Avenabet Mercado
avenabet@yahoo.es

Siempre mueve a preocupación que las designaciones del personal en el Servicio Consular  obedezcan, desde muchas décadas, a complacencias de índole politiquera-partidista, sin tomar en cuenta la capacidad e idoneidad de los que llevarán la alta misión de enarbolar la buena imagen de la República de Panamá a nivel internacional.

Son escasos los funcionarios en nuestras embajadas y consulados que
reúnen el índice académico para ejercer bien su función y peor aún,  tenemos como pocos contados los de Carrera Diplomática, quienes son egresados de nuestra Universidad Nacional o de otras altas casas de estudios superiores.

Ya es tiempo que nos detengamos a mirar las caras de otras naciones en donde la carrera del servicio diplomático se distingue, ordena y va aplicándose en base a una minuciosa selección del personal;  en el avance de los nombramientos  ellas no dan las espaldas a las universidades, donde la materia primordial es la especialización de relaciones internacionales y el manejo de la diplomacia; no predominan en los nombramientos esos  amiguismos, influencias políticas, familiares y compadrazgos.
Necesitamos muchos diplomáticos atrevidos, para hacer el bien al porvenir  de la  nación. Tenemos que ir eliminando a esos representantes consulares que gustan el escamotear documentos.
Sí, aquellos que son indiferentes a las leyes que rigen al comercio internacional entre naciones y ejercen sus labores administrativas de festín en festín; esos que no acuden en defensa de cualquier panameño afectado, en ocasiones,  por un simple  incidente social.

En los puestos diplomáticos necesitamos buenos profesionales, honestos y atrevidos para hacer el bien o resueltos para decir la  verdad. Así deberán ser  aquellos ilustres  panameños  que, antes de ser admitidos en los cargos, ya las autoridades saben  que  desde su juventud traen de sus hogares las buenas costumbres.

Aceptemos y reafirmemos el elevado valor educativo que nos entrega la Universidad Santamaría La Antigua [USMA], Universidad de Panamá [UP], Universidad Latina, entre otras, en su apoyo a la Carrera Diplomática, reglamentada en 1969 y denominada  ‘Escuela de Servicio Diplomático’. Toquemos las puertas de nuestras universidades, estos cargos conllevan el compromiso de elevar a Panamá en un honroso sitial a nivel mundial.





viernes, 1 de febrero de 2013

Pecados políticos y diputados que ladran

11 | 01 | 2013
Por : Avenabet Mercado
avenabet@yahoo.es
En nuestra nación hay asuntos que requieren de urgencia, la justicia es una de ella. Ha llegado el tiempo en que los ciudadanos deben aprender que nada rasca mejor nuestra piel que la propia uña. Tenemos algunas organizaciones sociales y políticos oportunistas que literalmente no sirven para nada. Esto es así porque hoy, en plena jornada de la democracia, observamos organizaciones ciudadanas con excelentes trayectorias en su lucha para enfrentar la corrupción y también notamos otras que distan muchos de su razón de ser: están sumergidas en la inercia, padecen una metamorfosis en la que adquieren un carácter sectario, exclusivista y de club social. Recientemente, en sesión de Gabinete, se acordó nombrar a Ana Isabel Belfon como nueva procuradora general de la nación, y hubo quienes la adversaron sin saber aún cuál sería su línea de ejecución. Belfon hizo una larga carrera en el Ministerio Público, empezó desde abajo, como personera municipal hasta llegar al cargo de fiscal superior. Sus funciones no estaban relacionadas con la parte política ni del Órgano Ejecutivo, sino del sistema judicial del Estado. En la jornada por la justicia, ella fue la asesora legal de una de las mujeres civilistas más luchadoras contra la dictadura militar: la exalcaldesa Mayín Correa. Es una funcionaria actualizada, cuenta con una maestría en el Sistema Penal Acusatorio, profesional del Derecho y conoce perfectamente lo relacionado al Derecho Penal. Su llegada a la Procuraduría de la Nación puede ayudar para dar respuestas a algunos reclamos, que requieren de correctivos formales. No olvidemos aquella crisis política que nos dejaron las investigaciones del Centro Multimodal, Industrial y de Servicios (Cemis), donde hasta dirigentes sindicales resultan embarrados. Es tiempo de empezar a poner orden. Aquí la justicia, muchas veces, utiliza un lenguaje judicial que la gente común no puede hablar, no puede entender, no puede escribir y, peor aún, con frecuencia, varios procesos judiciales están abiertos al soborno. Hoy, pocos jurisconsultos quieren detenerse para analizar los problemas que sufren los ciudadanos cuando van a resolver un caso penal. En las oficinas todo es un manoseo de papeles, un laberinto. Peor, algunos tribunales superiores son como árboles de silencio donde las personas van buscando respuestas judiciales y salen sin resolver nada. Allí, desde la raíz más pequeña, es tan difícil encontrar un leñador que realmente dedique su tiempo a dar respuestas jurídicas para aquellas personas que nada tienen y nadie quiere oír. Si Belfon ha llegado a la Procuraduría para enfrentar cualquier condición de delitos graves, cualquier asomo de corrupción o para unirse a esos magistrados y jueces que velan por la correcta administración de justicia, entonces, tiene que ser aplaudida. Necesitamos un Panamá justo, necesitamos abogados y jueces de absoluta honradez y lealtad, necesitamos una disposición moral a mantener viva la justicia ante la adversidad de quien es víctima de abuso y que le retribuyan lo que le corresponde por ley. En el Órgano Judicial no podemos seguir aplaudiendo que en el desempeño de gestiones estén algunas manos de políticos o diputados que mantienen espíritu mezquino, mediocre y, más que todo, aberrante. Recordemos recientes legislaturas en nuestra joven democracia, y más en tiempos de la dictadura militar, todos sabemos muy bien cuánto esfuerzo cuesta vencer aquella repugnancia que inspiraban ciertos diputados cuando hablaban de patriotismo y pisoteaban el santuario de las leyes. Mientras la caravana de la jurisprudencia avanza, hay que apartar del camino los pecados políticos y aquellos diputados que ladran porque olvidan que la justicia es una condición necesaria para la paz democrática y el desarrollo de nuestra nación.
Lea éste artículo en el Panamá América. 

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