Drogas, delincuencia y caos social
Por Avenabet Mercado
amercado@elsiglo.com
Existen décadas que visten de ruina cualquier escenario, ya Panamá no es el país de la alegría callejeras donde los toques del tambor y las décimas del poeta Pille Collado retumbaban en las emisoras y las vivencias del los ciudadanos, quienes hacían vida nocturnas, eran elogios para muchas familias.
Las noches de las épocas de ayer ya no existen, la ciudad de Panamá parece ahora la pantalla escénica de un verdadero caos social.
Recuerdo que en la Universidad de Panamá, en los años 1980, los jóvenes asistían la Escuela de Expresión Artística ( DEXA), donde llevaban y recogían imágenes culturales hermosas para contar hoy.
Por estas épocas del año 1980 también abundaba la fuerza de una expresión cultural llevada de manos por esa gran figura en la persona de Aurea Torrijos , en su lucha por la cultura y reconquistando la conciencia de las gentes había una corriente de diálogos para muchos jóvenes del país como Juan Degracia, hoy arquitecto exitoso; Ramón Guardia, acuarelista; Gilberto Muñoz Carranza, ahora en los Estados Unidos donde deja las huellas de las expresiones artísticas panameñas; y en el afán por los tiempos no podemos dejar atrás al gran caricaturista y acuarelista Fernando Peña Moran , un forjador de cultura ganando éxito con sus caricaturas en España y hoy preparan una jornada de comunicación para vencer las guillotinas de la “Censura de Prensa”.
Ya han pasados los tiempos de las canciones de “Tio Caiman”. Hoy otras cosas iluminan los hogares panameños: La delincuencia callejera, las noches oscuras de jóvenes en discotecas apagando cigarrillos en unos ceniceros lleno de alcohol, y algo peor como el arma de los gobiernos panameños tratando de limitar la libertad de prensa que en estos momentos ha empezado a retumbar en los salones de la Sociedad Interamericana de Prensa ( SIP).
En las calles de Panamá sólo existe el miedo.
Muchos ciudadanos están quedando atrapados en los brazos fríos de la muerte, pero las autoridades no dicen nada. La olas de violencia callejeras nos esta produciendo un miedo escalofriantes, los acontecimientos ejecutados por pandillas están devorando los hechos del presente, nadie quiere hablar.
No estamos escribiendo una metáfora. Las escenas ya son reales.
La Policía en Panamá ya casi no puede hacer nada. Estamos viviendo peor que aquellos tiempo donde en Brooklyn las calles eran escenas de terror , o más propio en Nueva York donde hasta los mismos funcionarios del gobierno eran corruptos , y peor aún: Avanzando hacia la ciudad de Chicago en donde el mafioso Al Capone tejía la historia de los Estados Unidos, una historia de vergüenza que esa nación enfrentó con valor y honestidad.
Pero en Panamá no es Al Capone quien aterroriza las calles: Son los narcotraficantes y son grupos de pandilleros con un raro heroísmo de valor frente al crimen. La música que se escucha en las emisoras no son la del cantautor de décima Pille Collado, no son la de Victorio Vergara, no son la de Ruben Blades, ni son la del chorrerano Ñato Califa; las décimas Panameña ahora son de un Reggaeton que ya ofende, insulta y denigra los valores de nuestra cultura con un pregón callejero de llamado a la violencia. Y nadie dice nada.
No esta doliendo Panamá, los signos de estos tiempos son tan raros. La Policía no puede continuar enfrentando a los grupos pandilleros con palo y pito, cuando estos tiene metralleta AK-47. Ahora todo es sangre, corrupción y traición. Los delincuentes no respetan ni a sus madres.
Aquí los pandilleros usan tatuajes vulgares, son asesinos reincidentes y avanzan por las calles del país escuchando voces que le impiden atar las escenas de la moralidad social. Y peor aún, tiene buenos abogados y a los dos días salen libre.
Cada vez que observamos las paginas de los diarios o las imágenes en la televisión del país, debemos estar convencido que los miembros de la Policía Nacional tendrán que ser mejor equipados .Las escenas de las calles panameñas ya son un raro parto de sangre que no tiene nada que ver con las historias del más allá: Todo aquí es una realidad.
Por lo demás, ya lo que es honesto está siendo pisoteado. Nadie puedes regocijarse de nada. El Gobierno Nacional tendrá que actuar. Todo lo puro esta siendo estrujado, todo lo amable y hermoso de Panamá está siendo arrinconado. Es tiempo de decir: ¡Basta, ya ¡.
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