Por Avenabet Mercado
Panamá necesita más y mejor
democracia.
Aquí tenemos dirigentes políticos que
mantienen la desfachatez, el cinismo, de decir que son demócratas; y no
obstante, tienen que ser reprendidos porque sus actuaciones desagradan.
Qué vergüenza pensar que son
políticos sin moral. Ni aun dándole consejos endurecen la cerviz frente a
los errores cometidos y que aún hoy, día a día, pretenden continuar con sus
andanzas como si fueran florones en medio del salón.
Ningún otro título tiene la
palabra. ¿Cómo pretenden ahora ser los mismos ilustres pensando en hacer
cambios en las filas de sus partidos
políticos? , hay que defender esos terribles deseos de viejos carcamales con un
no.
Ahora que se les mojan los flequillos le
salen los caracoles. ¿Dónde está la
ética política que tanto necesita nuestra joven democracia? Sí perdieron, no pueden seguir ejerciendo mando en los partidos
políticos a sus antojos; y sí ganaron, entonces, hay que empezar a preparar el camino político para formar
juventudes de relevo generacional.
La democracia no avanza haciendo
cambio de un cuerpo de guardia, realmente avanza cambiando un corredor o
nadador que releva a otro. Ya es tiempo para transformar el escenario político
de Panamá, pensar en que debe ser ejemplo para otras democracias de América
Latina. La nación de Costa Rica lo
logró, pero el éxito para los “ticos”
siempre ha sido por la promoción de un liderazgo de juventud, de justicia
social y más que todo: De poder moral.
Ha llegado el momento del
pluralismo político en nuestra nación.
Los partidos Revolucionario Democrático (PRD), Panameñista, Cambio
Democrático (CD) y Partido Popular (PP) ya tienen agendas con nueva visión hacia el futuro. El Partido Popular, para confirmar un ejemplo, tiene
estudios políticos proyectados hacia la década del 2030 y lo hace, pensando en un Panamá verde donde los niños
puedan sentir la vegetación o las ciudades no sean solamente torres de cementos y contaminación ecológica.
No se puede seguir avanzando de gobierno a
gobierno con figuras políticas de paisaje tétrico y preparando trucos para
inclinar la magna obra que realiza el
Tribunal Electoral, una entidad de moral política, de conciencia social y de
raíces propias del sistema democrático de Panamá.
Panamá inicia otro escenario
político. Tengamos fe en la democracia, como el mejor sistema político para la
convivencia humana; fe, pero en una democracia que castiga la corrupción sin
importar quien caiga en el camino.
Nadie
quiere una democracia pisoteada y ni
brujos políticos irrespetando los poderes del Estado. Si lo permitimos, ¡qué vergüenza…! No olvidemos que cuando los
justos dominan, el pueblo se alegra
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