La industria turística es un puntal del desarrollo, fortalezcamos el turismo en las zonas rurales de Panamá. (Imagen de la ciudad, foto de Capital).
Por Avenabet Mercado
La ley civil emancipa al hombre para que entre en el pleno de sus derechos, que quede claro; pero la Opinión Pública, emancipa a los pueblos que quieren darse una existencia propia. Entonces, seamos buenos ciudadanos con la responsabilidad de amar a la nación igual que si estuviéramos pensando en nuestra propia vida.
Pero aquí hay políticos de mala reputación y falta de ética a las actividades partidistas, son pernicioso a la juventud y al propio sistema democrático de Panamá; ante la opinión pública hemos vistos alcaldes, corregidores, representantes y gobernadores que en lugar de ser funcionarios son personajes para la farándula.
Llegan al poder pero olvidan que al Municipio, con gobierno propio, democrático y autónomo, le corresponde prestar los servicios públicos y construir las obras públicas que determine la Ley. No cumplen con las principales funciones públicas que asigna la Constitución, más que representantes o corregidores parecen políticos rumberos.
Aquí todos los políticos quieren ser alcalde. En campaña prometen seguridad, atacar la pobreza, realizar obras sociales, construir centros recreativos y hospitales; muchos de ellos tienen buenas intenciones, pero otros no.
No rebuznan en balde algunos alcaldes de Panamá, nos recuerdan a don Quijote explicando quién era “maese Pedro y quién el mono adivino”. No desarrollan su territorio, no promueven la participación ciudadana, no ayudan al progreso de su comunidad, no dan valor por el cumplimiento de los deberes de sus funcionarios públicos y algo peor, ni algunos de los gobernadores son capaces de jalar la oreja.
La opinión pública, en muchos casos, ha pensado que estos personajes son figuras del espectáculo. Llevamos 25 años de democracia y hoy, es una vergüenza social observar como las principales calles en las provincias de Bocas del Toro, Coclé y Los Santos no tienen buenas aceras para los peatones y sí la tienen, cada diez metros aparecen huecos.
Huecos en las aceras que son un dolor para los usuarios de sillas de ruedas manuales, eléctricas o scooter eléctrico para personas con diversidad funcional física o con dificultades de movilidad. Allí nadie se plantea la necesidad de crear un ambiente urbano de mejor calidad humana.
En esas regiones del país los nuevos alcaldes tendrán que salir del búnker refrigerado y avanzar por aquellas comunidades donde hay hogares en que las familias sienten el cosquilleo del hambre peor que un hormiguero o un látigo estrujando la propia carne.
¿Y entonces, de qué nos hablan? Muchos políticos tendrán que aprender como el cincel de la Ley da forma al caos de la vida. Necesitamos alcaldes y gobernadores que sean portadores de alegría en aquellas comunidades donde se siente con crudeza el golpe de la vida porque hasta los impuestos son aplicados en formas brutales.
La democracia de Panamá no puede seguir avanzando con políticos perversos y aberrantes, muchos de ellos deben irse con el mono adivino por las grietas desde donde desaparecen los lagartos.