Doctora Mélida Sepúlveda, la recordamos con alegría y valoramos sus enseñanzas.
Sánchez Bolbon, del diario La Prensa, sus palabras
eran como rastrillos golpeando a la alta sociedad, pero aquellas
donde los negocios salían del estiércol.
Milciades
Ortíz, un ejemplo moral del periodismo panameño.
Por: Avenabet Mercado
avenabet@yahoo.es
Hoy
todo cambia en los Medios de Comunicación Social. Existe una demanda de profesionales
del periodismo, deben tener en su perfil muchas experiencias para poder laboral
con eficiencia en lo que ahora se llama comunicación digital.
Estamos viviendo
entre dos generaciones de profesionales: aquellos que han recibido
durante su formación la introducción a los medios electrónicos y,
los que deben aprender a utilizarlos como parte del cambio tecnológico.
El
ensayo de Ignacio Romanet, bajo el titulo “El Periodismo del Nuevo Siglo,
publicado en el diario Le Monde Diplomatique”, hay que observarlo como una fuerza liberadora
que nos muestra la revolución del periodismo frente a las sociedades o naciones
que aún mantienen modelos desfasados.
En palabras
sencillas Ramonet nos acerca lo que se encuentra lejos y, hace comprensible lo
que resulta extraño como son los medios electrónicos y las tres esferas
del nuevo periodismo: Comunicación abundante, rápida e información como
mercancía.
Pero lo que más llama la atención en su enfoque, al tratar los
procesos de comunicación social, es la forma como describe el cambio entre el
periodismo de ayer y de hoy
frente al avance tecnológico.
Deshonestidad
y aberraciones.
Tengo fresco en mi
memoria aquellos tiempos cuando a los periodistas eran relacionados con los
poetas y también al ambiente de bohemia. Alternaban en el colectivo lecturas de
Pablo Neruda, como Confieso que he vivido; la célebre novela corta de Gabriel
García Márquez, El Coronel no tiene quien le escriba; o además Vargas Llosa, con su Conversación en La
Catedral o La ciudad y los Perros.
Recuerdo las
reuniones de viejos periodistas como Lucho Estribi, el escorpión como le
decían sus amigos; también a Jaime Padilla, director del Diario El Siglo
y aquel famoso periódico Ya, dirigido
por el abogado Góngora. Todas las tardes frecuentaban los restaurantes de Vía
Argentina, El Prado y Manolo, discutiendo entre el humo de cigarrillos sobre el
avance de la izquierda o de los famosos ñangaras panameños, aquellos que se apegaban al marxismo desfasado.
No podemos olvidar jamás a
otras figuras inolvidables del periodismo panameño como es la doctora Mélida
Sepúlveda, directora del diario El Panamá América, cuando al hablar de un periodismo humanizado nos
decía que los ojos de los niños son los
ojos del cielo; el catedrático Milciades Ortíz, unos de los pocos periodistas
del país que ha mantenido columnas ,en forma diaria por más de 20
años y aún hoy en el diario
Critica hace historia social; la catedrática Gricelda López, ex directora de Canal
11, al insistir hoy en la Universidad de Panamá sobre el ejercicio de un
periodismo honesto y transparente; entre todos ellos, tampoco puedo dejar de
mencionar al intelectual Sánchez Borbon, del diario La Prensa: Sus escritos y
sus palabras eran como rastrillos diarios golpeando a la alta sociedad, sí pero
aquellas donde los negocios salían del estiércol bajo un sistema político lleno de deshonestidad y
aberraciones.
El buen
periodismo
Quizás estos viejos periodistas dudaban de la
mismísima existencia, pero en las redacciones de los diarios vivían rodeados de
certezas. La practicaran o no a toda hora, sabían que el buen periodismo
requería de fuentes serias y de historias sólidas.
Es obvio que la era digital cambió al
mundo y, por lo tanto, cambió a los periodistas. Se debe acelerar los
debates, adelantarse a las transformaciones. Es hora, también, de recordar que
el progreso no consiste en aniquilar el pasado sino en descubrir qué cosas
conviene que sigan en pie mientras las tecnologías se revolucionan.
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